El Banco Central Europeo (BCE) ha llevado a cabo una acción económica muy esperada, reduciendo los tipos de interés en 0.25 puntos hasta alcanzar el 4.25%. Esta es una medida significativa, dado que es la primera reducción en varios años y llega casi dos años después del inicio del endurecimiento de su política monetaria con el objetivo de combatir la inflación.
La decisión se tomó en la reunión del Consejo de Gobierno del organismo celebrada en Fráncfort. Además de la reducción de los tipos de interés, la facilidad de crédito, que es el dinero que presta a los bancos en un día, también se recortó en un cuarto de punto hasta situarse en el 4.5%. Asimismo, la facilidad de depósito, que remunera el exceso de reservas en un día, se redujo hasta el 3.75%.
El BCE justificó su decisión argumentando que después de evaluar las perspectivas de inflación, la dinámica subyacente y la intensidad de la transmisión de sus decisiones a la economía, es «apropiado moderar ahora el grado de restricción de la política monetaria» tras nueve meses en los que los tipos de interés se han mantenido sin variación.
La entidad recordó que desde su reunión de septiembre, la inflación ha descendido en más de 2.5 puntos y las perspectivas «han mejorado notablemente«, al tiempo que la inflación subyacente se ha moderado y la política monetaria ha mantenido unas condiciones de financiación restrictivas.
Sin embargo, el BCE advirtió que las presiones inflacionistas internas siguen siendo intensas debido al elevado crecimiento de los salarios. Es probable, según el organismo, que la inflación continúe por encima del objetivo hasta bien avanzado el próximo año.
En este sentido, el BCE ha revisado al alza sus últimas previsiones de inflación de marzo, en dos décimas para 2024 y 2025, hasta el 2.5% y 2.2% respectivamente, con lo que ha vuelto a retrasar a 2026, con un 1.9%, la consecución de su objetivo de estabilidad de precios.
El comunicado del BCE publicado hoy advierte de que las presiones inflacionistas «siguen siendo fuertes» y que las subidas salariales están siendo elevadas, con lo que es «probable que la inflación se mantenga por encima del objetivo (del 2%) hasta bien entrado el próximo año».
En lo que respecta al crecimiento económico, el BCE ahora considera que el PIB aumentará un 0.9% en 2024, lo que supone tres décimas más que en marzo; mientras que en 2025 subirá un 1.4% (una décima menos) y en 2026, un 1.6% (misma cifra que en marzo).
Esta decisión se ha tomado en un contexto de repunte de la inflación en la eurozona, después de que aumentara en dos décimas en mayo con respecto a abril, hasta el 2.6%; mientras que la inflación subyacente -que excluye los precios de la energía y los alimentos frescos por ser más volátiles- subió en la misma medida, hasta el 2.9%. A ello se suma que los salarios negociados en la eurozona crecieron un 4.69% en el primer trimestre, al tiempo que el PIB de la región superó la recesión técnica al aumentar un 0.3% entre enero y marzo.
El último recorte de tipos que realizó el BCE fue en marzo de 2016, hace ahora ocho años, aunque entonces redujo el precio del dinero desde el 0.5% al 0%. Posteriormente, bajó la tasa de depósito en 0.10 puntos, hasta el -0.5%, en septiembre de 2019. En cualquier caso, este es el primer descenso desde que comenzó su ciclo de endurecimiento de la política monetaria por la escalada de la inflación, con diez subidas consecutivas entre julio de 2022 y septiembre de 2023.