En un clima de fervoroso alivio, la Unión Europea celebra los resultados de las elecciones legislativas en Francia, que se llevaron a cabo este domingo. Las preocupaciones y el pesimismo que se habían apoderado de Bruselas y de numerosas capitales europeas se han disipado, ya que el temido escenario de una mayoría del ultraderechista y euroescéptico Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen no se ha materializado.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, expresó su entusiasmo en las redes sociales, celebrando la contención de los extremistas de Le Pen, cuyo partido ha tenido vínculos con Rusia. Tusk, miembro del Partido Popular Europeo, logró, junto a una coalición liberal y social, derrotar a la ultraderecha en Polonia a finales del año pasado.
Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno de España, también celebró el resultado. En un mensaje en las redes sociales, Sánchez afirmó que tanto Francia como el Reino Unido han optado por el mismo camino que España: el rechazo a la ultraderecha y el apoyo a una izquierda social que se ocupa de los problemas de la gente con políticas serias y valientes. El ex primer ministro italiano y actual comisario europeo, Paolo Gentiloni, también se unió a las celebraciones.
Sin embargo, la inquietud no se ha evaporado por completo. A pesar de la victoria de la izquierda unida en el Nuevo Frente Popular, el Parlamento francés se encuentra fragmentado. El partido liberal del presidente Emmanuel Macron se sitúa en segunda posición, seguido de cerca por los ultras de RN. Tras conocerse los resultados, el primer ministro, el centrista Gabriel Attal, anunció que presentará su dimisión.
El RN, un partido anti-inmigración, xenófobo y euroescéptico, cuenta con el apoyo de millones de franceses. Es probable que se una a Patriotas Europeos, la nueva familia política impulsada por Viktor Orbán en el Parlamento Europeo. Su objetivo es impulsar una agenda que ayude al partido de Le Pen a avanzar de cara a las elecciones presidenciales de 2027.
Una alta fuente comunitaria advierte que la situación parlamentaria puede debilitar a Francia en la escena europea. A pesar de ello, el alivio comienza a llegar a Bruselas, donde se temía la posible cohabitación del presidente Macron con un primer ministro de extrema derecha, cargo al que aspiraba el protegido de Le Pen, Jordan Bardella.
Iratxe García Pérez, presidenta del grupo europarlamentario de Socialistas y Demócratas, declaró en las redes sociales que los resultados demuestran que es posible detener a la extrema derecha uniendo a la izquierda. Valerie Hayer, presidenta del grupo Renew en la Eurocámara, añadió que se abre una nueva página en la historia parlamentaria, donde será necesario trabajar de manera diferente y superar las diferencias para ofrecer un camino al país.
A pesar de este respiro, la amenaza de la ultraderecha sigue latente. Como señala un veterano diplomático, «se ha esquivado la bola curva, pero veremos la próxima vez». La política europea sigue siendo un campo de batalla, y el futuro dependerá de cómo los partidos y los políticos sean capaces de navegar en este clima incierto.