La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) celebra su 75º aniversario en un clima de incertidumbre política y tensiones internacionales. La cumbre de la OTAN en Washington, que se llevará a cabo del 9 al 11 de julio, conmemora la firma del tratado en 1949, donde 12 gobiernos prometieron ayuda mutua en caso de agresión externa. Sin embargo, la celebración puede quedar ensombrecida por la incertidumbre política en torno al futuro del presidente estadounidense, Joe Biden, y las perspectivas de una victoria del republicano Donald Trump en las elecciones de noviembre en los EE. UU.
La OTAN, que actualmente cuenta con 32 países miembros, más que nunca en su historia, tiene varios asuntos importantes en la agenda de la cumbre. Entre ellos se encuentran la ayuda a Ucrania, la posible admisión de Ucrania a la Alianza, su misión de «disuadir y defender», y el auge de China. La cumbre contará con la participación de su socio más reciente, Suecia, así como de gobiernos afines en Asia Pacífico: Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda.
El escrutinio sobre el anfitrión de la cumbre, el presidente Biden, amenaza con eclipsar la celebración. Las dudas sobre la capacidad de Biden para continuar como candidato del Partido Demócrata para las elecciones de noviembre se intensifican, especialmente después de su desempeño en el debate electoral con Trump el pasado 27 de junio. Los observadores estarán pendientes de su actuación durante los eventos de la cumbre, incluyendo una cena de gala, reuniones de trabajo, una reunión bilateral con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, una reunión con países amigos de Kiev, y una rueda de prensa final.
Uno de los temas centrales de la cumbre será la guerra en Ucrania, descrita por el secretario general saliente de la Alianza, Jens Stoltenberg, como «la prioridad más urgente». Sin embargo, no se espera que la OTAN ofrezca a Kiev la membresía en esta cumbre, a pesar de los llamamientos de Zelenski. En cambio, se centrarán en ayudar a Ucrania en su guerra, incluyendo el envío de material a través de los tres nodos de entrega en Eslovaquia, Rumania y Polonia.
Además de Ucrania, la OTAN también tendrá que considerar su futuro en las próximas décadas. En particular, buscará protegerse contra un posible boicot o desinterés de su socio principal, Estados Unidos, en caso de una victoria republicana en las elecciones de noviembre. Durante su presidencia, Trump coqueteó con la idea de abandonar la OTAN y amenazó con no respetar el artículo 5 del tratado de Washington (la obligación de defensa mutua en caso de ataque externo) si uno de los países que no cumplen con el objetivo de gasto en defensa del 2% del PIB es atacado.
Finalmente, otro pilar de la agenda de la cumbre será las relaciones de la OTAN con países afines en Asia Pacífico para contrarrestar la creciente influencia de China. En particular, se discutirá la relación de China con Rusia, con acusaciones de que las exportaciones de uso dual de Pekín a Moscú están permitiendo a Rusia mantener su ofensiva en Ucrania. Los cuatro grandes socios de la Alianza en la región, Corea del Sur, Japón, Australia y Nueva Zelanda, participarán en la cumbre.