El impacto de las redes sociales en la percepción de la realidad y la autoestima de las personas fue un tema de discusión en el 30º Congreso Nacional de Medicina General y de Familia celebrado en A Coruña. La dra. Isabel Paúles, líder del grupo de trabajo Estilos de Vida y Determinantes de Salud de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), señaló que las redes sociales a menudo presentan una realidad distorsionada que puede contribuir a la disminución de la autoestima y a la aparición de trastornos de la alimentación.
Las redes sociales, señala Paúles, a menudo resaltan los aspectos más destacados de la vida de las personas influyentes, presentando una versión editada y filtrada de la realidad. Esto puede llevar a las personas a tener una percepción distorsionada de lo que es normal o alcanzable, lo que a su vez puede disminuir la autoestima. Además, la constante edición y uso de filtros para alterar la apariencia física puede crear estándares de belleza inalcanzables, lo que puede llevar a problemas de autoimagen y trastornos de la alimentación.
De hecho, según la dra. Paúles, las redes sociales tienden a promover el aumento de la masa muscular en los hombres y la delgadez en las mujeres como garantía de éxito social. Estos estándares de belleza inalcanzables pueden influir en la autoestima y fomentar la aparición de trastornos de la alimentación.
En este escenario, los médicos de familia juegan un papel crítico en la detección temprana de los trastornos de la alimentación y en la derivación a unidades especializadas. Algunos de los signos de alerta que pueden indicar la presencia de un trastorno de la alimentación incluyen la astenia, la falta de energía, la preocupación excesiva por la apariencia física, la disminución de la ingesta de alimentos, el aislamiento social y la falta de contacto visual durante las consultas médicas.
Además de la anorexia y la bulimia, la enfermera Julia Ruiz, coordinadora del Grupo de Trabajo de Salud Pública de la SEMG, señaló que existen otros trastornos de la alimentación reconocidos por el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5). Estos incluyen el trastorno por atracones, el trastorno dismórfico muscular, el trastorno evitativo/restrictivo de la ingesta alimentaria, pica, rumiación, anorexia nerviosa atípica, bulimia nerviosa sub-umbral, trastorno por atracones sub-umbral, trastorno purgativo y síndrome del comer nocturno.
La prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria ha aumentado en los últimos años, posiblemente debido a los cambios en los criterios diagnósticos del DSM-5 y a la mejora de su detección. La dra. Guadalupe Blay, responsable del Grupo de Trabajo de Endocrinología y Nutrición de la SEMG, señaló que las revisiones sistemáticas han observado un aumento en la prevalencia de la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón.
En cuanto a la mejora de los procedimientos de prevención y reconocimiento temprano de estos trastornos de la alimentación, las expertas señalaron que la consulta de Atención Primaria sería el lugar idóneo para aplicar de forma dirigida o sistemática el test de cribado sobre signos de sospecha o alarma que ayuden a reconocer de forma sensible los trastornos de la conducta alimentaria en fases más fácilmente reversibles.