La catedrática del Departamento de Bioquímica y Biomedicina Molecular de la Universitat de Barcelona (UB) ha analizado en este foro la relación recíproca y de retroalimentación entre la obesidad y el calentamiento global asociado al cambio climático.
“La evidencia epidemiológica sugiere que el aumento de las temperaturas ambientales está contribuyendo a las crecientes tasas de sobrepeso y obesidad a nivel mundial”, ha asegurado la investigadora del Instituto de Biomedicina de la Universitat de Barcelona (IBUB) y del CIBEROBN. Según ha manifestado, “hay un gran impacto en la producción de alimentos, lo que acarrea malnutrición, es decir, no solo desnutrición si no también alimentación obesogénica”. Y es que, además, “el calentamiento global también afecta al gasto energético, disminuyendo la actividad física y minimizando la necesidad de termogénesis fisiológica”.
Calentamiento global como inductor de obesidad
El cambio climático está incidiendo en un aumento de las temperaturas ambientales. Hace poco más de una década se demostró la relevancia del tejido adiposo pardo activo en personas adultas, así como la existencia de células adiposas beige dispersas en depósitos de tejido adiposo blanco, pero con propiedades termogénicas.
De esta forma, se ha podido evidenciar la importancia de estos procesos de termogénesis adaptativa en respuesta a la temperatura ambiental en la población humana.
Así, se considera que bloquear estos procesos en condiciones de altas temperaturas proporciona una explicación fisiopatológica del efecto inductor del calentamiento global sobre la obesidad. “En nuestro laboratorio de Metabolismo Molecular y Patologías Asociadas de la UB estamos trabajando para comprender el impacto de la represión de la grasa parda mediada por calor en la salud metabólica en roedores y humanos”, ha informado Marta Giralt.
Una relación recíproca
Pero la vinculación entre obesidad y calentamiento global no es unidireccional, sino que se trata de una relación recíproca. Como se ha puesto de manifiesto en este Congreso, numerosos estudios han tratado de evaluar si la expansión de la obesidad a nivel global está influyendo en la intensificación del cambio climático por un impacto en las emisiones de gases de efecto invernadero (mayor metabolismo oxidativo, consumo de alimentos y uso de combustibles fósiles para el transporte).
“Hay estimaciones que indican que una persona con sobrepeso genera aproximadamente una tonelada más de dióxido de carbono al año que una persona delgada, con lo que la obesidad podría suponer el 1,6% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero”, según ha dicho la experta catalana. No obstante, como ha matizado, “es fundamental utilizar y difundir adecuadamente los datos objetivos sobre la contribución de la población con sobrepeso y obesidad al aumento del calentamiento global, para evitar contribuir inadvertidamente a la estigmatización de las personas que viven con obesidad o sobrepeso”.
Ante esta situación, como demanda la catedrática de la UB, “nuestra sociedad debe hacer el máximo esfuerzo posible para prevenir el cambio climático, disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial; ello, sin duda, repercutirá positivamente en la prevención de la obesidad. Recíprocamente, cualquier acción eficaz dirigida a la prevención y tratamiento de la obesidad, como las que se promueven desde la SEEDO, puede tener efectos positivos no sólo en las personas individuales sino también a nivel global, favoreciendo la ralentización del calentamiento global”.
El caso de España
Estudios pioneros (como el estudio Di@bet.es) realizados en población española de diferentes zonas geográficas mostraron que, independientemente de múltiples factores biológicos y socioeconómicos, existe una relación significativa entre la temperatura ambiental y la prevalencia de obesidad, observándose un gradiente norte-sur de mayor riesgo de desarrollo de obesidad asociado al aumento de temperatura ambiental.
No es el único estudio que arroja luz sobre esta relación entre calentamiento global y obesidad en nuestro país. Este año se ha publicado otro estudio en población española que confirma el mismo gradiente norte-sur; en concreto, “se ha observado una disminución relevante en la expresión de genes implicados en el pardeamiento del tejido adiposo de individuos que viven en zonas con altas temperaturas ambientales”, ha explicado Marta Giralt. Así pues, “esta represión estable de la capacidad termogénica podría contribuir a la mayor prevalencia de obesidad”.
Como mensaje final, la investigadora de la Universitat de Barcelona, ha recalcado que “promover la prevención de la obesidad o revertir esta enfermedad no sólo tiene efectos directos sobre la salud individual, sino que también puede generar beneficios sustanciales para el medio ambiente y, consiguientemente, para la salud global”.
artículo original de: https://www.saludadiario.es/salud-publica/obesidad-y-calentamiento-global-una-relacion-reciproca-y-de-retroalimentacion/