Nueve meses de conflicto en Israel marcados por protestas contra Netanyahu y demandas de liberación de rehenes | Internacional

EL PAÍS

El primer día de la semana en Israel, conocido como Domingo, ha sido designado como Día de la Resistencia. Este hecho marca el aniversario de nueve meses desde que estalló un brutal conflicto armado en la región. En todo el país, los actos de protesta se incrementan. Estos comienzan a las 6.29 de la mañana, exactamente la misma hora en la que Hamás comenzó su violento ataque el 7 de octubre, un evento que acabó con la vida de unas 1.200 personas. Este conflicto, que no parece tener un final cercano, ha generado cierta esperanza recientemente debido a las negociaciones para un posible alto el fuego.

El primer ministro Benjamín Netanyahu ha reafirmado su postura este domingo. Según un comunicado de su oficina, la dura postura del primer ministro contra los intentos de detener la acción militar en Rafah es lo que ha llevado a Hamás a la mesa de negociaciones. El plan, que se está discutiendo «con el beneplácito del presidente [Joe] Biden», está diseñado para «devolver a los rehenes sin interferir en los demás objetivos de la guerra», añade el comunicado. Netanyahu ha enfatizado su derecho a reanudar los ataques tras el fin del cautiverio.

En una calle céntrica de Tel Aviv, al mediodía y bajo el sol, la banda sonora de La guerra de las galaxias suena por unos segundos. Es la señal para que aproximadamente un millar de personas comiencen a avanzar por la avenida al ritmo de tambores, bocinas y trompetas. Mientras avanzan, gritan contra Netanyahu y a favor de un pacto con Hamás que permita el regreso de los rehenes, secuestrados desde el 7 de octubre.

Al frente de la marcha, un joven toca una campana para indicar que el tiempo se ha agotado. Entre los manifestantes, un grupo de hombres y mujeres se autodenominan el Frente Rosa, vestidos de ese color, con banderas y símbolos LGTBI+. Otros portan carteles con los rostros de los cautivos o banderas nacionales adornadas con un lazo amarillo, símbolo de solidaridad con los secuestrados. «¡Que pare la guerra. Fuera Bibi!», grita una joven llamada Eden, refiriéndose al apodo popular de Netanyahu, mientras avanza con el grupo hacia un importante cruce. Lo mantienen bloqueado durante varios minutos sin que se produzcan altercados con la policía o los conductores.

El destino de la marcha es la sede de Histadrut, la central sindical del país. Hasta 150 empresas han autorizado a sus empleados a participar en las protestas a pesar de ser domingo, un día laborable, según el periódico Times of Israel. Antes de esta marcha, se han llevado a cabo otros actos similares con cortes de calles y carreteras en otras zonas de Tel Aviv. Los agentes han detenido a media docena de personas e impuesto algunas multas a conductores que han utilizado sus vehículos para bloquear vías, según medios locales. También se ha llevado a cabo una manifestación en Haifa, la gran ciudad del norte.

Al final del día, se siguen celebrando actos de protesta. Uno de ellos parte desde un parque junto a la sede del Parlamento en Jerusalén en dirección a la residencia privada de Netanyahu. Tel Aviv también es testigo de otra concentración, con miles de ciudadanos que continúan expresando su descontento.

La contienda está en pleno apogeo, con más de 38.000 muertos en Gaza, según los datos del Ministerio de Sanidad gazatí, y la posibilidad de que se inicie una guerra a gran escala en el norte entre Israel y la guerrilla libanesa chií Hezbolá, apoyada por Irán. Esta frontera, que está siendo reforzada por el ejército israelí, sigue siendo escenario de ataques diarios de ambos lados.

A pesar de todo, hay cierta esperanza en el aire ante la posibilidad de un acuerdo que conduzca a una tregua y a la liberación de los más del centenar de rehenes, unos 40 de los cuales ya han fallecido. Hay miedo en las calles ante la posibilidad de que, como en ocasiones anteriores, sea el primer ministro Netanyahu quien frustre las negociaciones, algo que ni siquiera el propio presidente estadounidense ha ocultado.

Esta posibilidad se manifestó en la gran manifestación del sábado en el centro de Tel Aviv. Allí, los familiares de los rehenes pidieron al primer ministro israelí que no deje escapar la actual oportunidad de lograr una tregua. El propio ministro de Defensa, Yoav Gallant, reconoce que nunca antes se ha estado tan cerca de pactar la liberación de los cautivos de Gaza. Danielle Aloni, liberada junto a su hija Emilia tras 49 días de cautiverio en la tregua de la última semana de noviembre, pidió a Netanyahu: «Primer ministro, dé margen al equipo de negociación para que regrese con un acuerdo. Ningún ciudadano en Israel convive con esto en paz, independientemente de su postura política». Aloni agregó, «Intentar convertir el acuerdo en un juego político (…) supone una violación fundamental de los principios morales».

Deja una respuesta