Holly Valance, australiana de nacimiento con padre serbio y madre británica, es una figura polifacética que ha demostrado habilidades en múltiples campos. Empezó su carrera como modelo precoz de ropa infantil y de lencería para adolescentes, y pronto se convirtió en una reconocida actriz en la teleserie australiana Neighbours. No se detuvo allí, y pronto se lanzó al mundo de la música, logrando éxitos pop como Kiss Kiss y Down Boy.
Hoy, a sus 41 años y madre de dos hijas, Valance aspira a ser la poster girl o niña bonita de la derecha radical trasatlántica, con su corazón político dividido entre Donald Trump y Nigel Farage. Con una perspectiva política que ha evolucionado con el tiempo, Valance se ha convertido en una figura relevante en el escenario político de derechas.
Nigel Farage, en una reciente recaudación de fondos para la campaña de Trump en el embarcadero de Chelsea, Londres, declaró que si es una fiesta de Holly, seguramente será divertida. Donald Trump Jr. asistió en representación de su padre, y Holly Valance se estableció así como un puente entre las dos orillas políticas.
Su amistad con Nigel Farage le permitió visitar Mar-a-Lago en 2022, junto con su esposo, el magnate inmobiliario británico Nick Candy. A partir de esa visita, Valance se volvió aún más activa políticamente. De hecho, ha llegado a declarar que fue ella quien influenció a Farage para presentarse como candidato en las elecciones del 4 de julio, ofreciéndole un generoso cheque para la campaña de Reform UK.
Valance ha confesado que se sitúa a la derecha de su marido, que hasta ahora ha sido donante del Partido Conservador. Sin embargo, su giro definitivo al populismo se consumó con su presencia en la fiesta del 60 cumpleaños de Farage, a quien define como un hombre con fuerza y convicción.
A pesar de ser hija de un inmigrante, Valance comparte la obsesión de Farage por la inmigración. Es una defensora a ultranza del Brexit y considera que el Reino Unido debería abandonar la Convención Europa de Derechos Humanos de 1953 para evitar interferencias de tribunales extranjeros.
Durante los confinamientos del Covid, Valance leyó 1984 de George Orwell, lo que la llevó a rebelarse contra «el Estado niñera» y contra las restricciones a la libertad individual. El cambio climático le parece un cuento chino y Greta Thunberg es, en su opinión, «un pequeño gremlin diabólico que le quita la esperanza a los niños».
Valance ha señalado que el cambio climático no es una crisis, y sostiene que «el aire que respiramos es mejor que en los años en que yo crecí». Ve a su Australia natal y a Estados Unidos atrapados en las redes del wokismo de izquierdas y teme que algo similar pueda suceder en el Reino Unido si vence el laborista Keir Starmer.
En la antesala de la campaña electoral, Valance llegó a sonar como posible candidata por el distrito electoral de Basildon y Billericay, donde vive con su familia. Aunque actualmente se centra en el cuidado de sus dos hijas en edad escolar, no descarta la posibilidad de convertirse en diputada en el futuro.