Taiwán está entrando en una nueva era de liderazgo bajo la presidencia de William Lai Ching-te, quien asumió el cargo a la edad de 64 años. Sin embargo, su llegada al poder se ha visto ensombrecida por la noticia de que el ejército chino ha comenzado a realizar ejercicios militares alrededor de la isla autogobernada, que China reclama como suya.
El portavoz del Ejército Popular de Liberación (EPL), el coronel Li Xi, explicó que estos ejercicios tempraneros comenzaron a las 7.45 del jueves y se centrarán en «patrullas conjuntas de preparación para el combate mar-aire, toma conjunta del control integral del campo de batalla y ataques conjuntos de precisión contra objetivos clave». Los ejercicios se llevarán a cabo en el norte, sur y este de Taiwán durante dos días.
Pekín, con sus aviones de combate y buques de guerra, está mostrando su fuerza militar y ejerciendo presión sobre Taiwán después de la elección de Lai, un líder soberanista desafiante. En su primer discurso como presidente, Lai instó a China a cesar sus amenazas y presión militar continua, diciendo: «Taiwán no puede hacer ninguna concesión en materia de democracia y libertad».
Lai, un médico de profesión, ha sido reelegido para un tercer mandato consecutivo para el Partido Democrático Progresista (PDP). Dentro del PDP, hay un sector más independentista al que Lai pertenecía antes de entrar en política. En Pekín, no olvidan las declaraciones que hizo Lai cuando era diputado, en las que se presentaba como un «trabajador pragmático por la independencia de Taiwán».
Estos ejercicios militares, según el portavoz del ejército chino, sirven como un «fuerte castigo» por los actos separatistas de las fuerzas de «independencia de Taiwán». También señaló que los ejercicios son una «severa advertencia contra la interferencia y provocación de fuerzas externas», refiriéndose al apoyo que los principales aliados de la isla, Estados Unidos y Japón, han estado brindando a Taiwán en los últimos días.
En respuesta a los nuevos ejercicios militares de China, el Ministerio de Defensa de Taiwán anunció que había puesto en «alerta máxima» a su ejército, movilizando además a las fuerzas marítimas, aéreas y terrestres. Desde Taiwán, calificaron estos ejercicios como «provocaciones y acciones irracionales que alteran la paz y la estabilidad regionales».
Las últimas grandes maniobras militares alrededor de Taiwán se llevaron a cabo en abril de 2023 en respuesta a una reunión en California entre la ex presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen y el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy. En aquel entonces, la armada china desplegó dos destructores y una fragata para realizar ejercicios con fuego real, mientras que 14 aviones de combate chinos realizaron maniobras cerca de la isla, con dos cazas cruzando la llamada zona de identificación de defensa aérea de Taiwán.
En agosto de 2022, la visita a Taiwán de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, provocó la ira de Pekín, lo que llevó a la mayor simulación de invasión lanzada por el ejército chino. Aquellos ejercicios fueron los más contundentes y duraron cuatro días.
El principal funcionario de seguridad de Taiwán, Tsai Ming-yen, director general de la Oficina de Seguridad Nacional, declaró en el Parlamento taiwanés que el ejército chino estaba realizando «patrullas conjuntas de preparación para el combate» cerca de la isla democrática cada 7 a 10 días en promedio. Esto se ve como un intento de las fuerzas chinas de normalizar estos ejercicios cerca de Taiwán.
El jueves, la agencia estatal china Xinhua publicó un mapa en el que señalaba en rojo las áreas alrededor de Taiwán en las que el ejército realizaría su demostración de fuerza. Estas áreas incluyen las mismas del simulacro masivo de 2022, pero también incorporan islas periféricas controladas por Taipei, como Matsu y Kinmen, que están más cerca de China continental.
En la batalla de la narrativa, el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, criticó duramente a Lai Ching-te y otros que, según él, «traicionan a la nación y a sus antepasados». Añadió que «Nada puede impedir que China logre la reunificación» y devuelva a Taiwán a la patria. Wang concluyó diciendo que «Todos los separatistas independentistas de Taiwán serán clavados en el pilar de la vergüenza de la historia».
El nuevo presidente de Taiwán es consciente de que tendrá que convivir con la presión militar del poderoso vecino, al igual que lo hizo su predecesora. Lai ha defendido el status quo de una isla que funciona de facto como cualquier país independiente, pero cuya soberanía apenas reconocen 12 países en todo el mundo, a pesar de tener a Washington como su gran protector y proveedor de armas.
Mientras China amenaza de nuevo con ejercicios militares cerca de la isla, en Taiwán hay una lucha de poder dentro de un Parlamento donde tiene la mayoría la oposición encabezada por el Kuomintang (KMT). Los legisladores de este partido buscan aprobar un proyecto de ley para que la oposición tenga unos poderes especiales que permitan al legislativo supervisar todos los movimientos del presidente, lo que dificultaría la gobernabilidad del PDP. Esto ha provocado protestas de los votantes del partido de Lai, que se manifestaron frente al Parlamento bajo la consigna de que había que «proteger la democracia».