La crisis hídrica que ha azotado a varias regiones durante las últimas décadas ha impulsado la aparición de diversas propuestas para combatir la escasez de agua. Entre estas opciones se encuentran: la construcción de desaladoras, la creación de nuevos embalses, la excavación de pozos subterráneos, la tecnificación del riego y la «siembra» de nubes. Sin embargo, un enfoque se ha destacado por su potencial y falta de implementación a gran escala: el reúso de aguas grises o servidas.
La idea de reutilizar aguas servidas es especialmente relevante considerando la cantidad de agua que se desperdicia en zonas como la comuna de La Serena. Según informes, el emisario de Aguas del Valle arroja al mar aproximadamente 18 millones de metros cúbicos de agua cada año.
El senador Sergio Gahona, miembro de la comisión hídrica del Senado, ha aplaudido la aprobación de una ley que regula la reutilización de aguas grises. Según Gahona, después de cinco años de espera, esta ley permitirá un mejor uso de los recursos hídricos y podría ser una nueva fuente de abastecimiento para la agricultura y el cuidado de áreas verdes.
De acuerdo con el Servicio de Evaluación Ambiental, el 22% de las aguas servidas en Chile se descargan al mar a través de emisarios submarinos. La Serena y Los Vilos son dos de las principales fuentes de esta contaminación. El diputado Víctor Pino considera que la reutilización de aguas residuales podría ser un hito en la gestión del agua en Chile, ya que permitiría ahorrar agua para riego y reduciría la contaminación en el mar.
El objetivo es que las empresas sanitarias estén obligadas a implementar tecnología para el reúso del agua y maximizar su utilización. En el futuro, se espera que se puedan utilizar tecnologías que permitan procesar las aguas residuales para convertirlas en agua potable.
Gerardo Díaz, jefe de Nuevas Fuentes de Agua en Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile, cree que la recuperación y tratamiento de aguas servidas permitiría añadir una «nueva fuente de agua» al ciclo hídrico. En su opinión, el mayor potencial de aprovechamiento se encuentra en las descargas de los 33 emisarios submarinos que hay en Chile.
El ingeniero hídrico Claudio Herrera argumenta que, utilizando el agua que se pierde en el mar, se podría mitigar al menos un 10% de la sequía. Sin embargo, advierte que debería prohibirse su uso para el riego de frutas y hortalizas que se consumen crudas o que alimentan a animales que pueden transmitir enfermedades a los humanos.
Cristóbal Rivas, gerente general de Wiseconn, tiene una visión diferente. Rivas sostiene que el 70% de las aguas urbanas en Chile se tratan antes de ser vertidas al mar, pero no lo suficiente para su reutilización. Además, señala que transportar el agua desde el mar hasta áreas donde se pueda utilizar sería un desafío.
Finalmente, Juan Pablo Jacob, subgerente Zonal Elqui de Aguas del Valle, afirma que la empresa está trabajando preliminarmente en un estudio para un proyecto de reúso de aguas servidas tratadas del emisario submarino de La Serena. Según Jacob, aunque es un trabajo a largo plazo, el reúso de agua puede ser una contribución significativa ante el proceso de aridificación que sufre la región.