El Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA) recientemente informó que se esperaban precipitaciones en la Región de Coquimbo entre los días 12 y 15 de abril. El evento, provocado por el paso de una baja segregada, comenzaría en la noche en el sector cordillerano, y las lluvias más intensas se esperaban para el sábado y domingo. Tomás Caballero, meteorólogo del CEAZA, fue el encargado de dar a conocer estas predicciones.
Según Caballero, este fenómeno meteorológico también provocaría una disminución de las temperaturas y posibles heladas en la provincia del Choapa. En la cordillera, las previsiones apuntaban a unos 20 centímetros de nieve, mientras que en los valles interiores, las precipitaciones podrían acumular entre 10 y 20 milímetros de agua. Además, la costa podría experimentar chubascos y precipitaciones en menor medida.
Las predicciones del CEAZA se hicieron realidad cuando, durante la tarde del viernes, comenzaron a caer las primeras lluvias sobre el Valle de Elqui y la cordillera. La comuna más afectada por las precipitaciones fue Paihuano, que registró más de 23 mm de agua caída. Hernán Ahumada, alcalde de la comuna, calificó las lluvias como un fenómeno positivo.
Sin embargo, la preocupación más grande no era la lluvia en sí, sino la nieve y su posible impacto en los embalses. La Región de Coquimbo ha sufrido una escasez hídrica durante más de una década. Según Caballero, las precipitaciones no marcarán una gran diferencia debido a la sequía. «Se necesitan varias lluvias continuas. Espero que en este invierno pueda caer un poco más de agua para tener algo de reserva», afirmó.
Pese a las palabras de Caballero, la caída de agua fue considerable. Las localidades de Pisco Elqui y Salamanca registraron 16 milímetros de agua; en Río Hurtado cayeron cerca de 10, y en la zona de Vicuña y Rapel se acumularon unos 8 mm. En el embalse La Laguna se registraron 29,9 mm de agua, y en la cordillera, los sensores de nieve registraron entre 20 y 30 cm de nieve caída durante el evento.
Sebastián Norambuena, director del Laboratorio de Prospección, Monitoreo y Modelación de Recursos Agrícolas y Ambientales (PROMMRA) de la Universidad de La Serena (ULS), sostuvo que las precipitaciones caídas desde el viernes y hasta la jornada del lunes sí tendrán un impacto en la escasez hídrica. «La nieve va a traer un alivio en la generación de escorrentías, además de la acumulación de agua en los diferentes embalses”, afirmó.
La nieve, además de ser una fuente de agua, juega un papel esencial en el ciclo hidrológico. Durante el invierno, las cadenas montañosas reciben precipitaciones en forma de nieve que se van acumulando. Posteriormente, en primavera, con el deshielo, se producen importantes aportaciones de agua que llegan a los cauces meses más tarde respecto de la precipitación original. Conocer el volumen de agua que se almacena en forma de nieve es tan importante como conocer el volumen de agua que se almacena en los embalses.
La nieve también tiene un impacto en el clima. El manto de nieve que cubre la tierra refleja gran parte de la luz solar, aproximadamente entre un 80 y un 90 %. Si todas las precipitaciones en el mundo fueran en forma de agua líquida en lugar de nieve, la temperatura media de los polos aumentaría entre 5 y 10 grados centígrados. Además, la nieve provee de hábitat a diversas especies animales y vegetales. Sin ella, perderían su lugar de nacimiento o desarrollo.
En resumen, las recientes precipitaciones han traído un alivio a la Región de Coquimbo, afectada por una prolongada sequía. Sin embargo, se necesitan más lluvias para poder aliviar completamente la escasez hídrica. A pesar de que las precipitaciones no marcarán una gran diferencia, cualquier cantidad de agua es bienvenida, especialmente en forma de nieve, un recurso hídrico esencial.