Tras muchos partidos de beneficiarse del sistema semiautomático del VAR, hasta 14 goles anulados a los distintos rivales, el Barça se quejó amargamente el domingo de los milímetros de la bota de Lewandowski . Los medios afines, que en la prensa catalana son todos, los jugadores. Hasta Flick perdió los papeles. Cuando le vi quejándose al árbitro me pareció como si ya hubiera aprendido a hablar en catalán.El Barcelona se ha pasado el inicio de temporada elogiando la tecnología y haciéndose el moderno con el acertado argumento de que el equipo se beneficia enormemente de su alta precisión, en comparación a épocas anteriores, en que según el eterno victimismo llorica, las interpretaciones de los árbitros de campo beneficiaban siempre al Real Madrid. ¡Hasta tal punto era así que tuvieron que comprar al vicepresidente de los árbitros! Y por una vez que la tecnología anuló un gol al equipo , por una vez que el agraviado no fue el contrario, el Barça y su coro mediático ha empezado a encontrar inconvenientes a lo que hacía cinco minutos consideraba un método infalible.El victimismo es la kriptonita de la grandeza. Quejarse es lo que hacen los perdedores. Es deprimente, antihigiénico. Sales sucio de una queja. El Barça jugó mal y sin Lamine Yamal se le vieron las costuras. No chutó ni una vez entre los tres palos. Hacía diez años que no pasaba. Es normal sentir frustración y acabar el partido enfadado. No sólo es normal: es lo que esperamos de los chicos y del entrenador, que estén cabreados y jodidos, y que del dolor y la derrota sepan sacar la fuerza para la reacción. Noticias Relacionadas opinion Si El árbitro de ABC Errores y aciertos de la jornada: del agarrón a Rüdiger a la punta de la bota de Lewandowski Martínez Montoro estandar No Selección española de fútbol Lamine Yamal se cae de la convocatoria y De la Fuente llama a Bryan Gil en su lugar Miguel ZarzaPor lo demás, vivimos vidas de imperfección. Ni los hombres ni las máquinas somos infalibles. Cada vez fallamos menos y por menos, pero sólo Dios es una obra completa. No sé si los milímetros que aparecen en la imagen son de la bota de Lewandoswski, como tampoco sé si en los 14 goles anulados a los distintos rivales la imagen de referencia fue siempre la correcta. Sé que esta tecnología ayuda al fútbol, y especialmente al Barça. Y también sé que el victimismo de la queja no viene nunca de personas nobles ni con propósitos favorables a los intereses de la Humanidad. El Barça tendría que sumergir su indignación en las aguas podridas de los pagos a Negreira y Flick tendría que reflexionar sobre lo elegante que resultaba cuando parecía que todavía no era del todo catalán.