La reelección de Ursula von der Leyen, actual presidenta de la Comisión Europea, es incierta en medio de un ambiente político agitado en un Parlamento Europeo más derechizado tras los recientes comicios. El panorama político actual en la UE se ha vuelto caleidoscópico, particularmente en Francia, Alemania, Austria e Italia, donde la extrema derecha y las fuerzas euroescépticas han ganado bastante poder. En medio de esta sacudida política, Von der Leyen inicia su verdadera campaña electoral para mantenerse al frente del Ejecutivo comunitario.
La campaña de Von der Leyen se desarrolla en medio de una gran volatilidad global, en la que la candidata buscará el apoyo de los europeístas y moderados. Según Von der Leyen, el centro ha resistido, pero tanto los extremos de izquierda como de derecha han ganado apoyos. La candidata considera que este resultado conlleva una gran responsabilidad para los partidos de centro.
La posición de Von der Leyen no es la única en juego. Los jefes de Gobierno de España, Pedro Sánchez, y de Alemania, Olaf Scholz, están negociando para que los socialdemócratas logren la mejor representación posible. Además, se especula que el ex primer ministro portugués socialista Antonio Costa podría ser considerado para la presidencia del Consejo Europeo.
El Partido Popular Europeo, al que pertenece Von der Leyen, ha obtenido buenos resultados en los comicios. Aunque debilitada, la coalición europeísta podría resistir con socialdemócratas y liberales, e incluso podría intentar sumar a los verdes con los que ya ha habido contactos aunque no negociaciones formales. Sin embargo, el crecimiento de los euroescépticos, la llegada de nuevos partidos sin familia política y su coqueteo con la ultraderecha, podrían costarle el puesto a Von der Leyen.
Von der Leyen necesita sumar 361 de los 720 escaños del hemiciclo para ser reelegida. En 2019, la candidata pasó el corte parlamentario por nueve votos. En el nuevo hemiciclo, populares, socialdemócratas y liberales suman 401, cuarenta más de los que Von der Leyen necesita.
A pesar de que la aritmética parlamentaria es favorable a Von der Leyen, no tiene garantizados los votos de toda su familia europea. Incluso dentro de su propio partido, algunos miembros han asegurado que no la apoyarán. Además, los socialdemócratas y liberales han advertido que un acercamiento a partidos ultras tendrá consecuencias.
La presidenta de la Comisión Europea ha iniciado conversaciones informales y una nueva etapa de presión política que la llevará a Alemania, Italia, Suiza y de vuelta a Bruselas. Su objetivo es que los líderes la proclamen como su candidata en una cena el 17 de junio.
Von der Leyen se presentará en estos días como la garante de la estabilidad para la UE en un mundo con grandes amenazas, como la guerra de Rusia contra Ucrania, la de Israel en Gaza, una perspectiva nefasta para Europa si el republicano Donad Trump regresa a la Casa Blanca y el empuje de China.
Todo es enormemente volátil. Y más con el auge de la ultraderecha, los antieuropeos y los partidos populistas, que ya están normalizados en Europa, como se ha visto en las elecciones a la Eurocámara; ese bloque radical, aunque dividido y diverso, supone el 25% de los escaños y con importante peso en los grandes: Alemania, Italia, Francia. Estas formaciones presionarán para una política más dura sobre inmigración y para aligerar la agenda climática. Con un Parlamento más a la derecha, tampoco será fácil dar pasos en la estrategia de seguridad ni en la competencia industrial de Pekín y Washington.