Se Acabó la Fiesta (SALF), liderado por Alvise Pérez, conocido por difundir bulos y teorías de la conspiración, ha desafiado a Vox en la extrema derecha de la política española. Esta es la primera vez desde la irrupción de Vox en las andaluzas de 2018 que otra fuerza política a nivel estatal le hace frente a Santiago Abascal y su partido. A pesar de los intentos de otras facciones de la ultraderecha y las escisiones de Vox, como Túpatria, España Suma, Valores, Juntos por España, Libres o Caminando Juntos, ninguno había logrado lo que ha conseguido SALF: más de 800.000 votos, el 4,59%, y tres escaños.
Mientras SALF crece, Vox también sigue creciendo aunque su mejora ha sido limitada. El partido ha incrementado su porcentaje de votos del 6,21% al 9,62%, ganando cerca de 300.000 votos con respecto a 2019. Este aumento ha ocurrido a pesar de que la participación fue mayor en las elecciones anteriores, por encima del 60%, cuando ahora no llega al 50%. Esto significa que el espacio de la extrema derecha española en la UE, que en los últimos cinco años se había limitado al 6,21% de Vox, ahora cubre un 14,21%.
SALF ha superado su resultado global en nueve autonomías, incluyendo Andalucía, Madrid y la Comunidad Valenciana. En estas regiones, Vox también ha incrementado sus votos. Esto sugiere que donde hay espacio para una ultraderecha fuerte, hay espacio para dos. Un ejemplo claro de esto es Murcia, donde SALF es la cuarta fuerza política y logra su mejor resultado, un 6,58%. En Murcia, Vox alcanza su porcentaje más alto, el 15,86%.
El politólogo Eduardo Bayón observa un «ensanchamiento» del espacio ultra en la política española. Según Bayón, esta expansión ha sido beneficiada por la «estrategia de oposición» del PP, que ha normalizado la «deshumanización y deslegitimación» del adversario político. El PP mantiene el liderazgo electoral, pero no ha conseguido reducir el poder de Vox y ha contribuido a crear el «caldo de cultivo» del que brota Alvise.
Daniela S. Valencia, consultora y analista política, cree que Alvise no será un fenómeno pasajero. Según Valencia, el crecimiento de SALF está impulsado por el «desencanto» de un tipo de votante, sobre todo masculino y joven, que se socializa lejos de los medios de comunicación tradicionales y es susceptible a las noticias falsas.
Valencia también sugiere que Alvise puede beneficiarse del mismo fenómeno que impulsó a Pablo Iglesias y a Podemos hace diez años. Tras su irrupción en las europeas, Iglesias recibió una gran cantidad de atención mediática que facilitó su crecimiento. Esta es la interpretación que Alvise hizo en la noche electoral: “Si no nos conoce la gran mayoría y hemos sacado tres escaños, cuando nos conozca esta gran nación vamos a reventar las urnas”, declaró. Valencia predice que SALF podría convertirse en un competidor incómodo para Vox.
Bayón coincide con Valencia en que Vox tiene un problema. A pesar del «ensanchamiento» del espacio de la extrema derecha, la división del voto podría reducir su representación en las provincias medianas y pequeñas en unas elecciones generales. Bayón también señala que SALF podría presentar complicaciones para el PP, ya que podría restarle escaños a su aliado y espantar a otros posibles socios.
Mientras tanto, el espacio a la izquierda del PSOE también está dividido, pero en un espacio menguante con dos proyectos en una espiral de destrucción mutua. Sumar y Podemos totalizan menos de 1,4 millones de votos, sin llegar al 8%, cuando en 2019 el partido morado e IU superaron el 10% y en las generales Sumar se fue más allá del 12%.
Finalmente, la salida de Yolanda Díaz es un indicador de la profundidad de la crisis de Sumar, pero también presenta una oportunidad para una posible redefinición del proyecto y de su relación con Podemos. Según Bayón, la división en el espacio a la izquierda del PSOE sería «catastrófica», si se dieran porcentajes similares a los vistos el domingo en unas elecciones generales.