La situación política en los países bálticos ha estado en constante cambio, especialmente en relación con las Elecciones Europeas. Esto se debe, en gran parte, a la guerra de Rusia contra Ucrania y la retórica beligerante de Moscú. Esta situación ha provocado discusiones completamente diferentes a las de la campaña anterior.
Estonia ha estado en el centro de muchas de estas discusiones. La carismática primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, lideró en gran medida el debate en la campaña del partido Reformista, pero quedó en tercer lugar tras los conservadores y los socialdemócratas. La participación fue igual a la de las últimas elecciones de la UE en 2019, alcanzando un 37%. Estonia elige solo a siete miembros del Parlamento Europeo.
En el recuento, el partido Reformista de Kallas rondaba el 17,1%, ocupando el tercer lugar después del partido Isamaa, miembro del Partido Popular Europeo de centro-derecha, con un 21%. Los socialdemócratas del SDE eran segundos con un 19,3%. Aunque ha existido en gran medida un consenso entre los principales partidos estonios sobre cuestiones de seguridad, se han hecho notar divisiones en cuestiones como la migración y las políticas verdes.
Letonia también ha tenido una elección interesante. Candidatos de 16 partidos competían por los nueve escaños que le corresponden a Letonia. Según el recuento, el partido centrista Nueva Unidad de la primera ministra Evika Silia ocupaba el primer lugar con un 25% de los votos.
La Alianza Nacional, el partido de centro-derecha, que quedó segundo con un 22,1%, lideró las encuestas durante la campaña prometiendo medidas de corte proteccionista prometiendo «defender los intereses de Letonia en la UE, no los intereses de la UE en Letonia». También exigen un gasto militar en Europa de al menos el 2% del PIB y reforzar la frontera este para protegerse tanto de la llegada de inmigrantes como de una eventual incursión rusa.
La amenaza de Moscú es especialmente sensible en Letonia, que al igual que Ucrania tiene algunas zonas fronterizas donde los rusoparlantes son mayoría. El mes pasado se produjeron protestas en Riga simplemente porque en la emisora nacional se celebraron algunos debates preelectorales en ruso. Los rusoparlantes representan una minoría significativa, alrededor de un tercio de la población.
Lituania, por su parte, también ha tenido resultados notables en las elecciones. Los democristianos lituanos (miembros del PPE) obtuvieron tres escaños en el Parlamento Europeo, una sorpresa para el Partido Socialdemócrata de Lituania, que lideraba las encuestas, obtuvo solo dos escaños. «Queríamos conseguir tres escaños», lamentó Vilija Blinkevičiūtė, que encabezaba la lista socialdemócrata.
La decepción era notable teniendo en cuenta que el presidente Gitanas Nausėda ha dicho que ve a la eurodiputada Vilija Blinkevičiūtė, líder del Partido Socialdemócrata (LSDP), «entre los candidatos más serios» para convertirse en la próxima primera ministra. «Esperemos las elecciones y la voluntad de los votantes», había dicho Nausėda. La líder socialdemócrata ha enfrentado críticas públicas por mantenerse alejada de la política interna al postularse para el Parlamento Europeo y no anunciar su decisión sobre las elecciones nacionales.
En general, los ciudadanos en los países bálticos han votado centrados en fortalecer las capacidades militares y de defensa, así como en reforzar la seguridad fronteriza. Pero aun así, algunos votantes también estaban preocupados por el costo de la vida, resultado de la guerra. Los bálticos se han visto especialmente golpeados por la inflación en los últimos años.