El progreso de la extrema derecha flamenca añade complejidad al rompecabezas electoral de Bélgica | Internacional

EL PAÍS

Bruselas y otras partes de Bélgica se encuentran actualmente cubiertas por carteles electorales que anuncian las elecciones europeas que se celebrarán este domingo. Esta convocatoria electoral no es solo para los belgas, sino para millones de ciudadanos europeos que también están llamados a votar en estas elecciones.

Además de las elecciones europeas, los belgas también elegirán a sus representantes a nivel federal y regional. Este ejercicio de votación forma parte de un puzle electoral históricamente complicado, ya que el país tiene el récord mundial absoluto de días sin Gobierno, con 541 días entre 2010 y 2011. Sin embargo, esta vez, el puzle electoral añade una nueva pieza que podría desbaratar el tablero: el fuerte avance del partido de ultraderecha flamenco Vlaams Belang (VB).

Los pronósticos actuales sugieren que el VB podría convertirse en la fuerza más votada del país, lo que complicaría aún más la formación de un gobierno. Esto es especialmente cierto si el resto de las fuerzas políticas se compromete a mantener el cordón sanitario tradicional a la extrema derecha.

Las encuestas confirman la ventaja del VB en la región flamenca. Este partido ultra independentista, antimusulmán, antiinmigrante y euroescéptico, que promete suprimir el Parlamento Europeo, ha experimentado un crecimiento significativo en la intención de voto. Según los datos actuales, el VB, con casi el 27% de la intención de voto, se coloca por primera vez a la cabeza, desplazando al segundo lugar al hasta ahora líder de Flandes, los nacionalistas —pero no extremos— de N-VA.

El líder del VB, Tom Van Grieken, ha liderado un rápido avance de la formación, pasando de un marginal 3,7% en 2014 a, probablemente, convertirse en la fuerza más votada del país una década después.

Durante un gran mitin celebrado el pasado domingo en Amberes, Van Grieken aseguró que la formación aspira a obtener al menos un millón de votos en Flandes para «darle la vuelta al país». A pesar de que el partido tiene en su programa la declaración unilateral de independencia en el Parlamento flamenco, Van Grieken se mostró dispuesto a no dividir al país si logra gobernar.

Los demás partidos, incluida la N-VA, no confían en la formación ultra, a pesar de las promesas de Van Grieken. Asimismo, una victoria del VB complicaría enormemente la formación de un gobierno nacional si se quiere seguir evitando su participación.

La actual coalición de gobierno, liderada por el liberal Alexander De Croo y formada por siete partidos de las familias flamencas y valonas de los socialistas, los liberales, los ecologistas y los democristianos de Flandes, podría no lograr la mayoría absoluta necesaria para mantenerse al frente del país, según indican los sondeos.

La alternativa a la coalición actual sería una coalición sin el Vlaams Belang, pero con N-VA. Sin embargo, esta opción también parece difícil, a pesar de que la sombra del Vlaams Belang sigue creciendo.

El líder de N-VA, Bart de Wever, ha ido moderando su mensaje en los últimos días y ha dicho que la independencia de Flandes —hasta ahora la prioridad de su partido— no es necesaria en estos momentos.

En Bélgica, el poder está dividido entre el Gobierno federal, tres comunidades (la flamenca, la francófona valona y una pequeña comunidad alemana) y tres regiones: Flandes, Valonia y Bruselas. Este complejo organigrama hace que nadie espere que el nuevo gobierno sea conocido pronto.

De hecho, Bélgica tiene el récord mundial —formalizado por el Libro Guinness de los Récords— de días sin gobierno, con 541 días que pasaron desde las elecciones en junio de 2010 y el 6 de diciembre de 2011. Casi se bate a sí misma tras los comicios de 2019, cuando pasaron 493 días —y la irrupción de una pandemia— hasta que se logró formar el actual gobierno de De Croo, dejando fuera a N-VA, a pesar de ser, con el 28% de los sufragios, el partido más votado en esa ocasión.

Los belgas están acostumbrados a estos vaivenes políticos y las largas esperas para la formación de un gobierno no parecen afectar demasiado a su compromiso con el proceso electoral. De hecho, se espera que los belgas acudan de forma masiva a las urnas este domingo, no solo porque es obligatorio, sino también porque tradicionalmente hay una gran participación en las elecciones.

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