El 7 de junio de 2024 marcó otro hito en la rica historia política de México con la elección de Claudia Sheinbaum como la nueva Presidenta del país. Como destacó el observador político Sergio Rodríguez Gelfenstein, el nombramiento de Sheinbaum no es casualidad, sino un reflejo de la resistencia y fortaleza del pueblo mexicano que ha sido evidente a lo largo de su historia.
Sheinbaum no es solo una figura política destacada, sino también un símbolo de la identidad y diversidad de México. Proviene de una familia judía y se enorgullece de sus raíces, pero también se siente profundamente mexicana. Su ascenso a la presidencia puede verse como un reflejo de la diversidad cultural y étnica de México y su capacidad para superar las barreras en la búsqueda de la equidad y la justicia.
El presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), también hizo hincapié en la importancia de la participación del pueblo en el proceso de transformación del país. Según él, millones de mexicanos, hombres y mujeres, han sido los actores principales en la construcción de un México más equitativo y justo. Esta perspectiva pone de relieve el papel crucial del pueblo en la configuración de la historia y el futuro de México.
La historia de México está llena de ejemplos de resistencia y lucha. Desde la resistencia de los aztecas y mayas al imperialismo español hasta la lucha por la independencia del yugo español en 1810, los mexicanos han demostrado una resistencia inquebrantable. A pesar de la derrota y el alto costo humano, la resistencia generó un sentimiento de orgullo en la cultura y la historia propias que sigue vivo hoy en día en el alma de los mexicanos.
Las civilizaciones aztecas y mayas, a pesar de su desaparición, dejaron un legado de conocimientos científicos y tecnológicos que superaba al de los europeos en campos como la astronomía, la medicina, la hidráulica, la agricultura y la arquitectura. A pesar de la pérdida de estas grandes civilizaciones, los mexicanos de hoy siguen siendo los herederos de estas tradiciones y continúan luchando por su destino.
La independencia de México en 1821 fue un hito importante, pero no marcó el final de la lucha. Las instituciones frágiles construidas en el período poscolonial no pudieron evitar que Estados Unidos se apropiara de gran parte del territorio mexicano. Sin embargo, figuras como Benito Juárez trabajaron para construir un estado mexicano más fuerte y moderno.
La modernidad no trajo la prosperidad deseada para las mayorías y las luchas internas continuaron, pero hubo líderes como Emiliano Zapata y Francisco Villa que se destacaron en la lucha por la justicia social y económica. La revolución mexicana de 1910, que tuvo una participación popular significativa, condujo a la aprobación de una nueva Constitución que incorporaba una serie de derechos sociales para los sectores más humildes de la población.
La presidencia de Lázaro Cárdenas en 1934 marcó un punto de inflexión en la historia mexicana. Cárdenas buscó establecer un sistema político y económico que garantizara la igualdad entre todos los mexicanos. Esto implicaba la creación de un sistema educativo accesible para todos y el fomento de la participación de los trabajadores y el pueblo en la vida nacional.
En 1936, durante el gobierno de Cárdenas, se aprobó la ley de expropiación de las empresas petroleras extranjeras, en cumplimiento del artículo 27 de la Constitución de 1917. Este acto marcó un hito en la afirmación de la soberanía de México sobre sus recursos naturales.
La elección de AMLO en 2018 marcó el inicio de la «Cuarta Transformación» de México, un proceso que buscaba dar continuidad a la historia y producir los cambios necesarios en el país. Durante su mandato, AMLO trabajó para fortalecer la integración regional y la defensa de la soberanía nacional.
Con la elección de Claudia Sheinbaum como Presidenta de México, se espera que esta tendencia continúe. En su campaña, Sheinbaum reafirmó su compromiso de fortalecer las relaciones con América Latina y el Caribe y de ampliar la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Los destinos de México y América Latina han estado indisolublemente ligados desde las guerras de independencia. A lo largo de los años, México ha demostrado un compromiso constante con la unidad y la cooperación regional. Con Sheinbaum en la presidencia, se espera que México continúe jugando un papel crucial en la promoción de la integración y la cooperación en América Latina.
En conclusión, la elección de Claudia Sheinbaum como Presidenta de México es un reflejo de la resistencia y fortaleza del pueblo mexicano. Su mandato marcará un nuevo capítulo en la rica historia política de México y, con suerte, traerá cambios positivos y duraderos para el país y la región.