En un año marcado por un superelectoral que tiene a casi medio planeta votando, las elecciones europeas representan un desafío especial, con 27 comicios celebrados en otros tantos países casi de forma simultánea. Algunos han comenzado a votar ya, pero la mayoría lo hará este domingo. Entre los mayores desafíos se destaca la amenaza de intentos de desinformación y manipulación ciudadana, un riesgo que está más presente que nunca y que tiene a Bruselas en alerta máxima.
Esta amenaza no solo proviene del exterior, especialmente de la Rusia de Vladímir Putin, interesada en una Unión Europea debilitada, sino también desde dentro de los Estados miembros, con los nacionalismos y las fuerzas euroescépticas creciendo en todas partes.
“El momento más problemático empieza ahora, en las 72 horas antes de las elecciones”, advirtió Lutz Güllner, jefe de la división de comunicaciones estratégicas del Parlamento Europeo, en una rueda de prensa en la Eurocámara, que este domingo se convertirá en el centro neurálgico del recuento de los votos de los más de 360 millones de ciudadanos convocados a las urnas en toda la UE.
Se han dado a raudales intentos de desinformación en las últimas semanas y meses. Por ejemplo, un bulo en Italia, circulado en Facebook y TikTok, afirmaba que las leyes europeas exigen un referéndum inmediato para salirse de la UE si la participación electoral es baja. Algo que, señala el último boletín diario de desinformación del Observatorio Europeo de Medios Digitales (EDMO), busca “instar a la gente a no votar en las elecciones” europeas.
Según los expertos de la Eurocámara, aunque se ha detectado un incremento de la actividad, no se ha identificado una “explosión” de los intentos de manipulación. “No hay una campaña disruptiva que hayamos detectado o que estemos viendo en estos momentos”, dijo Güllner.
No obstante, el fenómeno de la desinformación es un problema “sistémico” que comienza mucho antes y continúa también tiempo después de las elecciones, a veces de forma latente a la espera del momento adecuado para cumplir su propósito de desbaratar las democracias desde dentro.
Entre las medidas para combatir la desinformación se encuentra la Ley de Servicios Digitales (DSA), una de las normas aprobadas en este mandato europeo que obliga a Facebook, X o TikTok a retirar de inmediato contenidos ilegales y ayudar a combatir la manipulación.
En febrero, la Comisión publicó una guía para la “integridad electoral” que deben aplicar estas plataformas y buscadores para “mitigar riesgos sistémicos que puedan amenazar la integridad de los procesos electorales».
Una de las novedades en este panorama es el uso de nuevas tecnologías para la desinformación, especialmente la inteligencia artificial generativa y la simplificación de las herramientas para usarla. “Los objetivos finales, la forma en que piensan en operaciones de desinformación o ataques avanzados persistentes son similares. Lo que es diferente es que la IA generativa les permite, potencialmente, lograr más a una mayor escala y de manera más eficaz tanto en la creación como la diseminación del contenido. Y eso es lo que nos preocupa”, reconoce David Vorhaus, director de Integridad Electoral Global en Google.
Al respecto, la UE se siente lista ante el desafío. “Hay amenazas, pero estamos preparados para la situación”, confía la portavoz parlamentaria Delphine Colard. El reloj ya corre y la prueba de fuego no tardará en llegar.