La guerra civil en Sudán alcanzó un nuevo pico de violencia el miércoles pasado cuando las principales fuerzas paramilitares, las Fuerzas de Apoyo Rápido, perpetraron un ataque en un pueblo al sur de la capital, Jartum, que resultó en la muerte de más de 100 personas en un solo día. Según activistas locales, este es el recuento inicial de las víctimas de este ataque.
El ataque en Wad al Noura no se produjo en medio de combates contra las Fuerzas Armadas, sino que fue una embestida deliberada contra civiles que viven a decenas de kilómetros del frente de la guerra. Un comité de resistencia local difundió imágenes de un entierro de víctimas de la masacre en una fosa común, con alrededor de cincuenta cuerpos envueltos en telas blancas.
Las Fuerzas de Apoyo Rápido lanzaron dos rondas de ataques antes de poder invadir la localidad. Durante la incursión, se utilizaron ametralladoras pesadas y cañones antiaéreos. Los habitantes del pueblo, principalmente mujeres y niños, huyeron, y los paramilitares realizaron saqueos generalizados.
La guerra en Sudán estalló el 15 de abril de 2023 después de que la alianza entre el ejército y los paramilitares se rompiera. Los combates estallaron primero en Jartum, pero hoy se concentran en otras tres grandes zonas: las regiones de Darfur, en el oeste, Kordofán, en el sur, y Al Jazira, en el centro.
El estado de Al Jazira, donde ocurrió la última masacre, fue ocupado por las Fuerzas de Apoyo Rápido en diciembre, en uno de los peores reveses que ha sufrido el ejército regular desde el inicio de la guerra.
Los paramilitares aseguraron en un comunicado que su ataque se dirigió contra tres posiciones del ejército en las afueras de Wad Al Noura, aunque no han proporcionado pruebas. El comité de resistencia negó la presencia de tales objetivos.
Desde que los paramilitares tomaron Al Jazira, las atrocidades contra la población civil, incluidas masacres, desplazamientos forzosos, violencia sexual, secuestros y saqueos, han sido recurrentes y se han producido en medio de un apagón de telecomunicaciones y de internet casi total.
A principios de mayo, Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció que se habían visto forzados a suspender su trabajo y a retirar su personal del único hospital en funcionamiento para personas que requieren asistencia de urgencia que quedaba en la capital de Al Jazira, Wad Madani, debido a la creciente inseguridad, saqueos, acoso y trabas burocráticas.
Según la ONU, la guerra de Sudán ha producido una de las peores crisis humanitarias del mundo. Actualmente, 25 millones de personas ―en torno a la mitad de la población del país― necesita ayuda humanitaria y 18 millones sufren altos niveles de hambre. La declaración de hambruna es solo una cuestión de tiempo. Además, los desplazados, dentro y fuera del país, superan los 10 millones; el 65% de la población no tiene acceso a la sanidad, y 19 millones de niños no van a escuela. El número de muertos en la guerra es desconocido.