El primer debate televisado de la campaña electoral en el Reino Unido tuvo lugar el martes, con el actual Primer Ministro Rishi Sunak y el líder de la oposición, Keir Starmer, presentando sus respectivas estrategias. En un intento desesperado por inculcar la desconfianza entre los votantes conservadores, Sunak advirtió de un aumento de los impuestos, un descontrol de la inmigración y un debilitamiento de la seguridad del país si el Partido Laborista de Starmer resulta victorioso. Por su parte, Starmer confía en ganar gracias al descontento de los ciudadanos después de catorce años de gobierno tory, manteniendo cierta ambigüedad en temas como los impuestos y la inmigración. Sorprendentemente, el Brexit no se mencionó en ninguna parte del debate.
Los debates son una oportunidad única para que los ciudadanos interactúen directamente con los candidatos y planteen sus preocupaciones. Un ejemplo de esto fue cuando Paula, una mujer de poco más de cincuenta años de Huddersfield, explicó que tenía dificultades para llegar a fin de mes, lo que la llevaba a cocinar y congelar los fines de semana para ahorrar en el costo de la electricidad durante la semana. A esto, Sunak respondió con la promesa de que la economía está creciendo y que reducirá los impuestos, mientras que Starmer culpó al actual gobierno de perder el control y arruinar la economía.
Sunak, quien se convirtió en Primer Ministro hace poco más de un año y medio, ha logrado reducir la inflación a niveles tolerables y ha visto un crecimiento del PIB en el primer trimestre del año. Sin embargo, estas cifras macroeconómicas no se reflejan en la vida cotidiana de los ciudadanos, que enfrentan una crisis del costo de vida y un deterioro notable de servicios públicos como la salud y la educación.
Para Sunak, su estrategia principal es advertir a los votantes conservadores de que la recuperación económica puede desaparecer con un gobierno de izquierdas. Sunak afirmó que Starmer pondría en riesgo la economía al subir los impuestos en una media anual de 2.000 libras (unos 2.300 euros o poco más de 2.500 dólares). Esta cifra proviene de un cálculo realizado por el departamento de estudios del Tesoro británico, que evaluó el costo de los compromisos electorales del Partido Laborista.
Starmer, cuyas respuestas se caracterizaban por ser rígidas y cautelosas, no pudo negar la acusación. El Partido Laborista tiene planes de eliminar los beneficios fiscales para los multimillonarios no domiciliados en el Reino Unido, cobrar el IVA a las escuelas privadas y aumentar los impuestos a los beneficios de capital privado. Pero también ha prometido que no habrá aumentos en el impuesto sobre la renta ni en el impuesto de sociedades actual del 25%.
La inmigración fue otro tema clave en el debate. Las cifras de inmigrantes que han llegado al Reino Unido en los últimos dos años han alcanzado niveles récord. Starmer prometió solucionar este problema poniendo fin a las bandas criminales que transportan inmigrantes y estableciendo un Mando Central de Seguridad de Fronteras. Sin embargo, se comprometió a poner fin al plan de Sunak de deportar inmigrantes a Ruanda, que considera una táctica ineficaz para desviar la atención de los votantes.
El próximo enfrentamiento entre Sunak y Starmer será el 26 de junio en la BBC. Aunque las encuestas anticipan una victoria contundente para el Partido Laborista, el primer debate sirvió para aclarar las estrategias de ambos candidatos. Sunak apela al miedo tradicional de los votantes conservadores ante la política fiscal de la izquierda, mientras que Starmer apela al deseo de renovación nacional que surge del hartazgo de más de catorce años de gobiernos de la derecha.