La reciente elección presidencial en México ha marcado un hito en la historia política del país, con el triunfo de las fuerzas progresistas, transformadoras y de izquierda. Esta victoria democrática robusta e inapelable evidencia una firme convicción y coherencia por parte de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Claudia Sheinbaum, así como otros actores políticos, en torno a los contenidos programáticos de un proyecto de transformación.
Este proyecto de transformación es conocido como la Cuarta Transformación (4T), y ha sido impulsado por AMLO durante su mandato como jefe de Estado. La 4T se ha desarrollado a través de importantes transformaciones sociales, económicas, institucionales, de infraestructura y culturales, que han reforzado el apoyo político, social y electoral hacia los partidos que impulsan este proyecto, y han dado sustento a un activo y gravitante movimiento social.
La coherencia y convicción de AMLO y Claudia Sheinbaum, junto con otros actores políticos, en torno a los contenidos programáticos de la 4T, han sido factores fundamentales en estos logros. Además, han logrado definir con mucha nitidez la hoja de ruta con un sello identificable por la gente: la 4T. También han logrado reforzar un punto de resistencia política e institucional ante las presiones y embates de los conservadores, la derecha y la ultraderecha.
Claudia Sheinbaum, quien fue electa con la mayor votación jamás obtenida en México por un postulante a la presidencia, se comprometió a construir “el segundo piso” del proyecto de la 4T, dando continuidad al trabajo de AMLO. Sheinbaum es reconocida como una mujer sencilla, honesta, y no dada a las exposiciones mediáticas, con tendencia a evitar “apariciones mediáticas” innecesarias. Además, es descrita como una mujer inteligente, de excelente gestión, sensible, y apasionada de las tareas basadas en la técnica, la evidencia, la ciencia, la metodología y la concreción.
Parte del ideario de la 4T es promover la separación real de la política del poder económico, priorizar por políticas públicas sociales sin dependencia del Congreso, mantener una actitud férrea ante grupos trasnacionales y presiones internas y externas en defensa de los recursos naturales y empresas estatales estratégicas. También se busca generar canales propios de información hacia la ciudadanía y apoyar, sobre todo con insumos informativos, a medios de prensa alternativos de corte social, público/estatal y político. Asimismo, se convoca a la participación y movilización de la sociedad civil y movimientos sociales.
AMLO y las fuerzas progresistas y de izquierda han logrado confrontar a los conservadores, quienes se definen como aquellos que frenan los cambios y las reformas. Este concepto ha sido clave para entender la lucha ideológica que se está llevando a cabo en México, y ha sido fundamental para la construcción e instalación de un proyecto transformador en el país.
Además, un factor importante en esta lucha ha sido la labor hacia y con las Fuerzas Armadas, asignándoles un papel vital en el desarrollo del país, sobre todo en infraestructura. También la dedicación en la promoción y defensa de los derechos humanos.
Todo esto demuestra que, con gestión, coherencia, participación y movilización, política comunicacional propia, no subordinación a poderes financieros y fácticos, convicción, cercanía con el pueblo, oportuna y eficaz labor gubernamental, es posible generar espacios y propuestas para que los sectores conservadores no avancen, más bien retrocedan y pierdan. En todo esto, es vital contar con un claro programa, una definida hoja de ruta, una coherencia ideológica y una construcción inteligente y audaz de correlaciones de fuerzas en función de un proyecto.