Preocupación en Alemania sobre la seguridad en la Eurocopa después del ataque en Mannheim | Internacional

EL PAÍS

La Eurocopa de fútbol, uno de los eventos deportivos más importantes de Europa, se encuentra en el horizonte y con ella, la preocupación por la seguridad de los millones de aficionados que acudirán a Alemania para disfrutar del torneo. La reciente agresión en Mannheim, en la que un agente de policía fue asesinado con un cuchillo por un presunto islamista, ha recrudecido el debate sobre cómo proteger a los espectadores y participantes del evento que comienza el próximo 14 de junio.

La ministra alemana de Interior, Nancy Faeser, reconoció que, aunque no hay «indicios concretos de planes de atentado», el peligro es «abstractamente alto». «La seguridad de la Eurocopa de fútbol en Alemania es nuestra máxima prioridad», afirmó Faeser, subrayando la importancia que otorga el gobierno alemán a la seguridad durante la competencia.

El evento, que reunirá a 24 países en estadios de fútbol en Berlín, Múnich, Hamburgo, Leipzig, Stuttgart, Fráncfort, Düsseldorf, Colonia, Gelsenkirchen y Dortmund, representa un desafío de seguridad significativo. En total, se espera que alrededor de 2.7 millones de personas de toda Europa asistan a los partidos en estos estadios, mientras que hasta 12 millones de espectadores podrían seguir los partidos desde espacios públicos designados, como la zona de aficionados en la Puerta de Brandeburgo en la capital, que puede albergar hasta 30,000 personas.

Para garantizar la seguridad durante el torneo, Faeser explicó que habrá «controles fronterizos temporales en todas las fronteras interiores alemanas durante la Eurocopa». Esta medida, que supone una tarea adicional de gran envergadura para la policía federal, pretende contribuir a la seguridad deteniendo a posibles delincuentes violentos, especialmente a los hooligans.

Sin embargo, el riesgo no se limita a los hooligans y otros delincuentes violentos. Alemania también debe estar alerta frente a la amenaza del terrorismo islamista y los ciberataques. A pesar de que no existen indicios concretos de una amenaza inminente, Faeser enfatizó que «la seguridad al 100% no existe». La ministra aseguró que las autoridades están haciendo todo lo posible para reconocer y prevenir los peligros en una fase temprana.

Además de los hooligans y otros delincuentes de violencia común, Alemania también está en alerta por el potencial peligro que representa el grupo terrorista ISIS-K, la rama afgana del Estado Islámico. Este grupo ha intentado incitar a sus seguidores a cometer atentados y ha señalado la Eurocopa como un posible objetivo en una publicación.

Para Herbert Reul, ministro de Interior del Estado federado de Renania del Norte-Westfalia, donde se encuentran cuatro de los diez estadios, estas imágenes no sorprenden a las autoridades de seguridad. Según él, el objetivo del grupo terrorista es «propagar la inseguridad entre la población». Aunque reconoció que mantener la seguridad durante el torneo será «un reto increíble», también señaló que un posible atentado «puede ocurrir en cualquier momento, cualquier día».

Para intentar minimizar el riesgo, Reul informó que «se están desplegando todas las fuerzas policiales disponibles». Además, se ha impuesto una prohibición de vacaciones a las fuerzas de seguridad durante la Eurocopa para poder contar con todos los efectivos posibles. Sin embargo, Reul recordó que la Policía no es responsable de la seguridad en todas partes, ya que el interior de los estadios está en manos de los operadores de los recintos, principalmente la UEFA y la Federación Alemana de Fútbol.

Junto con los efectivos nacionales, Alemania contará con la ayuda de cerca de 350 policías de los países europeos participantes, especialmente de Francia. Toda la seguridad (interna y externa) se coordinará a través del Centro Internacional de Cooperación Policial (IPCC), ubicado en Renania del Norte-Westfalia.

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