Japón presiona a sus fabricantes de automóviles y revela conductas inapropiadas en las pruebas de seguridad y emisiones.

Japón aprieta a sus fabricantes de coches y destapa comportamientos inapropiados en las pruebas de seguridad y emisiones

El mundo del automóvil se ha visto sacudido por una reciente confesión de Akio Toyoda, Presidente de la Junta de Toyota Motor Corporation. En una rueda de prensa, Toyoda se disculpó públicamente a clientes, aficionados de automóviles e inversores por errores en los procedimientos de certificación de emisiones y seguridad de algunos de los coches de la compañía. «Como la persona responsable del Grupo Toyota quiero trasladar mis disculpas más sinceras…por este asunto», dijo Toyoda, reconociendo que no se habían seguido correctamente los procedimientos establecidos por la regulación japonesa.

El origen de este asunto se remonta al 26 de enero, cuando las autoridades japonesas solicitaron a los fabricantes de automóviles del país que iniciaran una investigación para verificar si se estaban siguiendo rigurosamente los procedimientos de certificación de seguridad y emisiones exigidos por la normativa. Los resultados preliminares de estas investigaciones ya se han remitido al Ministerio de Territorio, Infraestructura, Transporte y Turismo japonés y han comenzado a hacerse públicos.

Entre las marcas que han encontrado irregularidades se encuentran Toyota, Lexus, Mazda y Honda. Aunque las infracciones detectadas no afectan a la seguridad ni a las emisiones de los modelos certificados, sí revelan comportamientos inapropiados en las pruebas de seguridad y emisiones. En particular, Toyota ha reconocido no haber seguido adecuadamente los procedimientos en algunos casos, por ejemplo, realizando pruebas de impacto en condiciones más severas que las establecidas por la regulación y cometiendo errores en la transcripción de los datos que deben ser comunicados a las autoridades.

En enero, Toyota ya había detenido las exportaciones de algunos modelos tras encontrar irregularidades en la certificación de motores de su filial TICO y en las certificaciones de su marca Daihatsu. A pesar de estas infracciones, los fabricantes insisten en que la seguridad de sus productos no se ha visto comprometida y que sus emisiones están dentro de los límites legales.

Mazda también ha hecho público el resultado de sus investigaciones, que incluyen el uso de un mapa de centralita diferente al empleado en producción en sus pruebas de motores. Honda, por su parte, también ha reconocido comportamientos similares en relación con la homologación de algunos motores y pruebas de ruido.

Estas revelaciones no deberían afectar a las ventas de coches japoneses en Europa, ya que se refieren a modelos fabricados y comercializados en Japón. Sin embargo, han provocado la detención de las entregas en Japón mientras se realizan nuevas pruebas y se verifica el cumplimiento de las normas de regulación.

A pesar del daño reputacional que estas revelaciones pueden causar, es notable la presión ejercida por las autoridades japonesas sobre sus fabricantes y la transparencia con la que estas han reconocido y detallado los errores en sus procedimientos de verificación. Estas revelaciones son especialmente llamativas en comparación con algunos de los escándalos de los que hemos sido testigos en los últimos años por parte de fabricantes europeos.

Debido a la extensión y el alcance de las verificaciones, que se están llevando a cabo incluso en productos que dejaron de producirse y comercializarse hace años, es probable que en el futuro se descubran más comportamientos inapropiados en otros modelos y fabricantes japoneses.

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