La fábrica textil TextilCom en la provincia de Catamarca, Argentina, ha estado en el centro de la atención mediática durante las últimas dos semanas, ya que sus trabajadores decidieron ocupar la planta para evitar su cierre. El propietario de TextilCom, Carlos Vilariño, ha sido acusado de planear cerrar la fábrica y llevarse la maquinaria y las existencias, un destino que ya sufrió su filial en La Rioja, lo que resultó en la pérdida de 143 puestos de trabajo. Esta acción ha generado una gran solidaridad en la comunidad, ya que las 134 personas que trabajan en la fábrica luchan por mantener sus empleos.
Este movimiento de trabajadores es novedoso en el contexto de despidos y suspensiones en la industria textil. Otras fábricas de la región también están lidiando con cierres y reducciones de personal, como AlpaCladd en La Rioja, que dejó a 45 obreros sin trabajo, y Hilandería Emilio Alal en Corrientes, que anunció el cese de la producción durante 60 días a partir del 1 de junio.
El conflicto en TextilCom también ha abierto el debate sobre la función social de la empresa. Los trabajadores de la fábrica han recordado que solían confeccionar prendas para donar, una práctica que se ha detenido a raíz de la crisis. Sin embargo, los trabajadores creen que la fábrica podría desempeñar un papel importante en la comunidad, produciendo uniformes para las escuelas y ropa de trabajo para los trabajadores de la salud.
En este conflicto también se ha criticado la actuación del gobernador de la provincia, Raúl Jalil. Los trabajadores de la fábrica le han reprochado no haber visitado la planta, a pesar de que estuvo a poca distancia durante un acto público. Jalil ha afirmado que la situación está a punto de solucionarse y que hay varios inversores interesados en la fábrica. Sin embargo, los trabajadores temen que esto sea una táctica del gobierno para ganar tiempo y desgastar su lucha.
Para hacer frente a las maniobras del gobierno y de Vilariño, los trabajadores de TextilCom están fortaleciendo la organización de la fábrica. Han establecido asambleas para discutir democráticamente los pasos a seguir y están impulsando un fondo de lucha para mantener su movimiento. A pesar de las dificultades, los trabajadores de TextilCom han recibido apoyo de diferentes partes de la sociedad, y han creado una cuenta en Instagram, @trabajadorestextilcom, para difundir su lucha.
A medida que la crisis de TextilCom continúa, queda claro que esta lucha es solo una parte de una situación más amplia que afecta a la industria textil en Argentina. Con el impacto económico de la pandemia y la creciente incertidumbre en el sector, la lucha de los trabajadores de TextilCom por mantener sus empleos se convierte en un símbolo de la resistencia de los trabajadores frente a la adversidad.