En un hito histórico para México y América del Norte, las encuestas de salida de El Financiero, Enkoll, Televisa, y TV Azteca dan como ganadora a Claudia Sheinbaum, con una amplia mayoría que llegaría a los 28 puntos. Si estos datos se confirman en las próximas horas por el PREP, México tendría su primera presidenta, marcando un antes y un después en la historia política del país.
El triunfo de Sheinbaum representa no solo un avance en términos de equidad de género en la política, sino también la continuidad de la coalición oficialista Morena en el gobierno. Esto es un hecho significativo teniendo en cuenta que el voto femenino en México se conquistó en 1953 y que el país ha estado luchando desde la década de 1990 contra el terrible fenómeno de los feminicidios.
El éxito de Sheinbaum también es parte de una tendencia más amplia en América Latina, que ha visto a mujeres asumir la presidencia en países como Argentina, Chile y Brasil. Sin embargo, como se ha demostrado en estos casos, la presencia de una mujer en el poder ejecutivo no garantiza automáticamente avances en la situación de las mujeres en general.
No obstante, la victoria de Sheinbaum genera enormes ilusiones y expectativas, especialmente entre las mujeres. Como afirmó Mario Delgado, presidente de Morena, «Somos la generación que va a garantizar, inspirados por Claudia Sheinbaum, el cambio en el destino de las mujeres en el país para siempre, y esa es la mejor herencia que le podemos dejar a nuestros hijos y, sobre todo, a nuestras hijas. La cuarta transformación continúa».
El legado del anterior presidente, López Obrador, ha tenido un impacto significativo en la popularidad de Morena. Las medidas que implementó, como aumentos a los salarios mínimos, extensión de las vacaciones, reforma de pensiones y planes sociales, han conquistado el apoyo popular, a pesar de las críticas por preservar los intereses de los grandes capitalistas y la subordinación económica y política a los Estados Unidos.
La derrota proyectada de la opositora Xóchitl Gálvez, de Fuerza y Corazón por México, (PRI-PAN-PRD), refleja la profunda crisis de la oposición de derecha en México. Esta formación política ha sido responsable de implementar planes neoliberales y de asociarse con el crimen organizado, como se evidenció con la masacre de Iguala y la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
El tercer candidato en disputa, Jorge Alvárez Maynez, de Movimiento Ciudadano, tenía todo por ganar con una campaña que combinaba un perfil progresista asociado a la legalización de la marihuana, al fútbol y a la juventud, junto con propuestas para avanzar en la privatización de la salud y la educación. Sin embargo, su rendimiento en las urnas ha sido decepcionante.
Este escenario político complejo plantea desafíos para el nuevo gobierno de Sheinbaum. Aunque ha recibido un mandato claro de los votantes, enfrenta una serie de desafíos, incluyendo el descontento de los trabajadores del sector educativo y de los familiares de las personas desaparecidas, así como la dependencia económica de las exportaciones a Estados Unidos y las remesas de las personas migrantes.
La elección del 2 de junio refrenda el rechazo a los partidos del neoliberalismo y las expectativas en mejoras de las condiciones de vida. Sin embargo, queda por ver si el nuevo gobierno estará a la altura de estas expectativas, o si las defraudará. Las luchas que han llevado a cabo sectores de trabajadores, la juventud y las mujeres, así como la que está dando ahora la CNTE, plantean la necesidad de desarrollar una perspectiva independiente tanto del gobierno como de la derecha.
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