El pasado sábado, en el cementerio de La Foresta de La Serena, se realizó el funeral de Juan Pablo Poblete Plaza, un hombre de 30 años cuyo cuerpo fue descubierto el 11 de abril en el kilómetro 19 de la cuesta Cavilolén, en la ruta entre Los Vilos e Illapel. El cuerpo de Poblete fue encontrado amordazado y con heridas de bala, lo que llevó a las autoridades a sospechar de un posible asunto relacionado con el tráfico de drogas.
Ante la desaparición de Poblete, su familia denunció su ausencia y, en respuesta, la Policía de Investigaciones realizó una búsqueda en el sector de la cuesta Cavilolén, donde finalmente se encontró el cuerpo. Poblete, originario del sector Las Torres en Coquimbo, tenía conocimiento de las tierras de Choapa. En 2016, fue detenido junto a otros tres hombres en el acceso norte de Pichidangui por los Carabineros, acusados de tenencia de instrumentos destinados a robos y tenencia ilegal de armas de fuego.
Los sospechosos, todos procedentes de Coquimbo y La Serena, fueron detenidos en el marco de una investigación por tráfico de drogas en el balneario, de acuerdo con la Fiscalía de Los Vilos. Según las indagaciones, Poblete pudo haber establecido vínculos con individuos relacionados con bandas dedicadas al tráfico de drogas en la provincia durante su paso por Illapel. Estos contactos, presuntamente, lo involucraron en una disputa relacionada con el mercado ilícito de estupefacientes, lo que, finalmente, le costó la vida.
Según los expertos, personas como Poblete reúnen el perfil al que apuntan las organizaciones dedicadas a la producción y venta de droga. Estas organizaciones están proliferando en las provincias de Choapa y Limarí, especialmente en las zonas rurales, donde los habitantes ven en estas «labores» una forma de obtener dinero fácilmente.
Carabineros, sin embargo, establecen una distinción básica entre una banda y una organización. En una banda, un grupo indeterminado de personas se pone de acuerdo para cometer un delito, mientras que en una organización existen roles establecidos que conllevan una jerarquía piramidal. En los últimos meses, se han llevado a cabo varias causas relacionadas con el tráfico de drogas en zonas de Limarí y Choapa, con múltiples casos aún en espera de juicio oral.
En cuanto al funcionamiento de estas bandas, el ex fiscal regional, Adrián Vega, señala que el tráfico de drogas es una problemática tanto urbana como rural, alimentada por el creciente consumo de sustancias. Vega sostiene que las economías locales se tornan dependientes de esta actividad ilícita, lo que implica la venta de insumos para el cultivo y otros servicios como alimentación, alcohol, vehículos, entre otros.
Por otra parte, el exgeneral Jorge Tobar, explica que las bandas y organizaciones delictivas se encuentran en diferentes etapas del proceso de la cadena de suministro de drogas ilícitas. La primera etapa del tráfico de drogas implica la distribución a gran escala, mientras que la segunda etapa se centra en la venta minorista o microtráfico. Tobar sostiene que estas organizaciones consisten principalmente en un líder, vendedores y «soldados».
El tráfico de drogas y la proliferación de bandas organizadas son problemas complejos que requieren de un enfoque multi-disciplinario para su resolución. La experiencia de Poblete sirve como un claro ejemplo de cómo la vida de una persona puede verse afectada por la presencia de estas organizaciones criminales.
