El Primer Ministro de Hungría, Viktor Orban, ha dado un pronóstico sombrío sobre el futuro de Europa en un reciente mitin político. En su discurso, afirmó que Europa se prepara para la guerra y que el estallido de la misma será solo una cuestión de tiempo si la izquierda gana las próximas elecciones europeas del día 9. Esta declaración fue realizada en el contexto de la ‘Marcha por la Paz’ organizada por el partido gobernante, el Fidesz.
Orban sostuvo que los partidarios de la guerra han perdido el sentido común y buscan derrotar a Rusia, al igual que Occidente intentó hacer durante las dos Guerras Mundiales. En esta edición, el Fidesz ha convertido la marcha de la paz en una demostración pacifista. Orban ha convertido las elecciones a la Eurocámara en un plebiscito contra la ayuda militar a Kiev y la OTAN, a la que ha acusado de querer «arrastrar» a Hungría a la guerra por Ucrania.
Orban advirtió sobre el frenesí bélico, comparándolo con una droga y criticando a quienes son adictos a ella. Según él, estos individuos no sienten ninguna responsabilidad o remordimiento y no les importa el futuro de sus hijos. También envió saludos a su colega eslovaco, Robert Fico, por su oposición a la guerra.
Orban también atacó a su enemigo de siempre, George Soros, afirmando que todas las listas de la izquierda están llenas de personas relacionadas con él. Hizo un llamado a la acción para «ganar las europeas» y pidió el fin de la influencia de Soros en Bruselas.
En su discurso, Orban alegó que Europa ha perdido el juicio y ya no es dueña de sí misma. Declaró que no hay frenos en el tren de la guerra y que el conductor parece haberse vuelto loco. Enfatizó que los húngaros no irán a la guerra y no irán al frente ruso.
Orban concluyó su mitin con un llamado a la acción para sus seguidores del Fidesz, instándolos a no desfallecer a una semana de las elecciones. Recordó que la última Marcha por la Paz fue hace dos años, en plena campaña electoral húngara, y resultó en «la mayor victoria de la historia».
En una analogía con el fútbol, Orban instó a sus seguidores a mantener la pasión y el esfuerzo, afirmando que la rutina mata y que la gente cómoda solo quiere animar desde el sofá. Comparó ganar unas elecciones con el matrimonio, afirmando que se necesita pasión y amor por el cuerpo, y que el amor compartido se llama Hungría.
Finalmente, Orban hizo hincapié en que ya no quieren ver «conejos», ni en la isla de Santa Margarita ni en Bruselas. Utilizando una metáfora, llamó a darles un susto en las urnas para que abandonen sus despachos a toda prisa.