En un enfrentamiento emocionante y competitivo, el Real Madrid demostró una vez más su superioridad en la cancha de baloncesto, dejando a su rival, el Barcelona, tambaleándose al borde del precipicio de una temporada decepcionante. Con un impresionante 2-0 en la semifinal de la ACB, el Real Madrid se acerca cada vez más a la final, mientras que el Barcelona lucha por mantenerse a flote.
La estrella indiscutible de este enfrentamiento fue Sergi Llull. Con una genialidad desatada y triples fuera de guion que funcionaron como verdaderas puñaladas en la mente del rival, llevó a su equipo a la victoria. A pesar de estar en una madurez estupenda, Llull ha demostrado una vez más que está lejos del declive. Con una temporada más pulcra que las anteriores, siempre está ahí cuando llega la hora de la verdad.
En el primer partido, Llull asestó cuatro triples de carrerilla en menos de dos minutos, un puro éxtasis que dejó a los azulgrana tambaleando. En el segundo partido, su performance fue de principio a fin, eléctrica y contagiando al resto de su equipo.
Pese a todo, el Barcelona intentó dar la batalla. Conscientes del abismo que se avecinaba, el equipo cambió su quinteto y las cosas parecían más claras. Con más ritmo, valentía e inteligencia táctica, lograron un 3-9 de salida. No obstante, la rápida reacción del Madrid fue un 11-0, dejando claro que no se dejarían intimidar.
Da Silva se convirtió en el termómetro azulgrana, mientras que Vesely y Jabari fueron sus mejores hombres. Pero el que realmente brilló en el Madrid fue Llull. Con su confianza y disfrute, anotó su segundo triple en el partido y se fue al descanso con 13 puntos, permitiendo al Madrid tomar la delantera.
El Barcelona, sin embargo, se fue diluyendo como un paracetamol en agua. Golpe a golpe, el Real Madrid aumentaba su ventaja. Hezonja y Musa hicieron todo lo posible en la cancha, pero no fue suficiente para frenar el avance del Madrid. Un mate de Tavares amplió la ventaja del Madrid (67-53) y aunque el Barcelona pareció rehacerse gracias al empuje de Joel Parra, Llull clavó un triple sobre la bocina desde 10 metros, dando otro mazazo psicológico al equipo rival.
En la recta final, el Madrid avanzó como un sprinter. Con sus veteranos en la pista, Rudy luchando como si fuera un novato y el Chacho rompiendo tobillos, el Madrid avanzaba con tres marchas más y llegaron a mandar por 17 puntos. El Barcelona, sin permitro, sin rebote y sin defensa, se desquiciaba. A su temporada le pueden quedar dos días, un año para olvidar. Esta batalla en la cancha es una clara demostración de la competitividad y habilidad del Real Madrid y la lucha del Barcelona por mantenerse relevante en una temporada llena de desafíos.