La época dorada de los diésel ha quedado atrás, al menos para la mayoría. Pero hubo un tiempo en que Volkswagen, el gigante alemán del automóvil, veía en esta tecnología la promesa de un futuro más eficiente y económico. Eran los años dosmiles, una época marcada por el auge del diésel, una tecnología que hoy parece condenada a la obsolescencia.
En esa época, Volkswagen hizo algo revolucionario. Decidió apostar por un motor diésel de diez cilindros, una verdadera bestia mecánica. Este motor, que se convirtió en una de las joyas de la corona de Volkswagen, marcó un punto de inflexión en la historia de la marca y en la del diésel en general.
Ferdinand Piëch, entonces jefe de Volkswagen, tenía en mente un coche de lujo que reflejase las aspiraciones de la marca. Quería que Volkswagen se posicionara al nivel de sus compatriotas alemanas, como Mercedes-Benz y BMW, en el segmento de lujo. Para ello, decidió apostar por un motor diésel de diez cilindros en uve, una auténtica maravilla de la ingeniería que, en su momento, fue un verdadero hito en la industria del motor.
Este motor, conocido como el V10 TDI, se convirtió en el estandarte de Volkswagen en su apuesta por el diésel. La marca alemana quiso superar el juego de los diésel, tratando de ofrecer un producto superior a cualquier otro disponible en el mercado. Y, en muchos aspectos, lo consiguió.
El V10 TDI se diseñó para equipar los modelos más lujosos de la marca, como el Volkswagen Phaeton y el Volkswagen Touareg. Estos dos modelos, que se convirtieron en los buques insignia de Volkswagen, se beneficiaron de la potencia y el par de este motor, que entregaba 313 CV y 750 Nm de par a tan solo 2.000 rpm.
El Phaeton, que llegó a los concesionarios en 2002, se convirtió en el sedán diésel más potente de la época. Este modelo, que se produjo en la Gläserne Manufaktur de Dresde, una fábrica que se convirtió en un símbolo de la transparencia y la automatización de Volkswagen, fue el primer vehículo de la marca en equipar este motor.
Pero el V10 TDI no solo se utilizó en el Phaeton. Este motor también se instaló en el Volkswagen Touareg, un todoterreno de lujo que se benefició de la potencia y el par de este motor. Gracias al V10 TDI, el Touareg fue capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en solo 6,9 segundos, una cifra espectacular para un vehículo de su tamaño y peso.
Pero, a pesar de su éxito inicial, el recorrido del V10 TDI fue limitado. Este motor, que se convirtió en un símbolo de la apuesta de Volkswagen por el diésel, no pudo resistir el paso del tiempo. Sin embargo, eso no impidió a Volkswagen seguir apostando por motores de muchos cilindros, como el famoso W12 de gasolina y el V12 TDI, que se utilizó en el Audi Q7.
En resumen, el V10 TDI de Volkswagen marcó una época en la historia del diésel. Este motor, que se convirtió en un hito en la industria del motor, demostró que el diésel podía ser una opción válida para los vehículos de lujo. Aunque hoy en día la era del diésel parece estar llegando a su fin, no podemos olvidar la importancia que tuvo este motor en su momento.