El reciente descubrimiento que apunta a las secuencias genéticas heredadas como predictores de ciertas enfermedades y su potencial mortalidad, ha sido publicado en la última edición de la revista Science. Este hallazgo revoluciona la creencia común de que la mayoría de los cánceres son producto de mutaciones aleatorias acumuladas a lo largo de la vida. En cambio, sugiere que son las secuencias genéticas hereditarias, también conocidas como el genoma de la línea germinal, las que determinan si las células con mutaciones cancerígenas son reconocidas y eliminadas por el sistema inmunológico o si pasan desapercibidas y evolucionan hacia cánceres incipientes.
Este estudio ha sido liderado por la Profesora Christina Curtis, catedrática de Genética y de Ciencia de Datos Biomédicos en Stanford. Según Curtis, aparte de unos pocos genes altamente dominantes como los BRCA1 y BRCA2 que se dan en una de cada 500 mujeres y aumentan el riesgo de cáncer de mama u ovario, «el papel de los factores hereditarios sigue siendo poco conocido».
Con este trabajo, Curtis y su equipo han explorado la influencia de los factores hereditarios y la inmunidad en el desarrollo y progresión del cáncer. Para ello, se han centrado en los epítopos, porciones de una molécula reconocida por un anticuerpo y a la que se une. Han descubierto que las variaciones hereditarias en los genes asociados al cáncer influyen en cómo se presentan estos epítopos en las células tumorales nacientes.
Según la investigación, las personas con una alta carga de epítopos en la línea germinal tienen menos probabilidades de desarrollar subtipos de cáncer de mama en los que el oncogén estaba amplificado. Además, en los tumores premalignos, una carga elevada de epítopos de la línea germinal protege contra la progresión hacia la enfermedad invasiva, ya que las células tumorales incipientes que presentan abundantes epítopos en su superficie celular son detectadas y destruidas más fácilmente por el sistema inmunológico.
Sin embargo, el panorama cambia cuando el tumor se vuelve invasivo. En esta etapa, una carga elevada de epítopos se asocia a una enfermedad más agresiva y supresión inmunitaria. Este hallazgo destaca el intrincado equilibrio entre el tumor y el sistema inmunitario del paciente.
Además de su estudio sobre los factores hereditarios y la inmunidad, Curtis ha utilizado inteligencia artificial para investigar los tipos de mutaciones somáticas que se producen en miles de cánceres de mama. En 2012, clasificó la enfermedad en 11 subtipos con distintos pronósticos y riesgos de recurrencia. Algunos de estos subgrupos presentan un riesgo elevado y persistente de recaída.
En su último estudio, Curtis y su equipo analizaron casi 6.000 muestras de pacientes con tumores preinvasivos, invasivos y enfermedad avanzada. El objetivo es identificar los factores hereditarios que influyen en el origen de estos subtipos de cáncer de mama, así como la compleja interacción con el sistema inmunológico.
La científica también sostiene que se necesitan nuevas herramientas para identificar a las personas con cáncer de mama premaligno que tienen un alto riesgo de evolucionar a uno invasivo y que podrían beneficiarse de un tratamiento más agresivo. Al mismo tiempo, es importante evitar el tratamiento excesivo de personas cuyos tumores son lentos o no van a progresar.
Para validar estos hallazgos, Curtis insiste en que son necesarias investigaciones adicionales en cohortes de pacientes más amplias y estudios prospectivos. En términos más generales, una mayor investigación de los tumores premalignos puede servir de base a las estrategias de interceptación del cáncer.
La referencia del estudio es K. E. Houlahan C. Curtis et al Germline-mediated immunoediting sculpts breast cancer subtypes and metastatic proclivity. Science (2024).