Mark Rutte de Holanda progresa en su camino hacia la OTAN a pesar de las dudas de Hungría, Rumania y Eslovaquia | Internacional

EL PAÍS

El veterano político holandés, Mark Rutte, se perfila como el próximo secretario general de la OTAN, según fuentes de la Alianza. Rutte, actual primer ministro en funciones de los Países Bajos, cuenta con el respaldo de 29 de los 32 aliados de la organización militar. Su candidatura viene en sustitución del noruego Jens Stoltenberg, que ha dirigido la OTAN durante una década.

Rutte ha logrado consolidar su posición después de asegurarse el apoyo de Turquía, a pesar de las iniciales dudas del país. Sin embargo, no todos los miembros de la Alianza están a bordo. Rumania, Eslovaquia y Hungría no han respaldado a Rutte. La decisión sobre el próximo secretario general de la OTAN debe ser unánime.

Hasta ahora, la mayoría de los aliados consideran a Rutte como la persona adecuada para el puesto. Sin embargo, existe cierta ansiedad en torno al posible bloqueo de Eslovaquia y Hungría. También hay esperanzas de que el presidente de Rumania, Klaus Iohannis, retire su candidatura después de las elecciones europeas del 9 de junio y respalde a Rutte.

Rutte, por su parte, se muestra «optimista» sobre su futuro en la OTAN y ha declarado que no presionará a los aliados para que le respalden. En una reciente entrevista a un medio holandés, afirmó: «No voy a llamar a la gente y decirles ‘voten por mí'».

El mandato de Stoltenberg en la OTAN ha sido extendido varias veces, pero parece que el actual terminará en septiembre. Durante el verano pasado, Estados Unidos solicitó al noruego que continuara un año más debido a la guerra de Rusia contra Ucrania y ante la falta de otro candidato de consenso. Washington había propuesto a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que fue ministra de Defensa en Alemania, pero fue vetada por su propio Gobierno.

Pese a ser el favorito, la candidatura de Iohannis está retrasando la decisión. La Alianza tenía previsto llevar un candidato acordado a la cumbre de Washington en julio. Además, se había activado un plan para separar esta elección de los nombramientos para los altos cargos de la Comisión Europea. Sin embargo, estas intenciones pueden verse alteradas.

Muchos en la Alianza Atlántica, a la que España se unió en 1982, han pedido que el próximo secretario general sea de un aliado que cumpla con el compromiso de invertir el 2% de su PIB en defensa. Ni los Países Bajos ni Rumania, ni tampoco España, cumplen con este objetivo.

Con el posible regreso al poder de Donald Trump, quien ha vuelto a insistir en que no defenderá a un aliado que no cumpla con este 2% de gasto en defensa, también aumentan las voces que piden una mejor cuantificación de las aportaciones a misiones de la OTAN en otros países, y en investigación y desarrollo.

Si Rutte llega a ser secretario general de la OTAN este otoño, tendrá que enfrentar todos estos desafíos, además de la complicada situación en Ucrania y la incertidumbre sobre el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos en noviembre. Existe una gran preocupación en Europa sobre la posible victoria de Trump y la posibilidad de que Estados Unidos retire su paraguas de seguridad o deje de implicarse en el apoyo a Ucrania.

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