La revista científica Neuron ha publicado recientemente un estudio titulado Building en science of human pleasure, meaning making, and flourishing, que destaca importantes avances en la comprensión de la ciencia del placer. El estudio está realizado por dos eminentes académicos en sus respectivos campos, el profesor Morten L. Kringelbach de la Universidad de Aarhus en Dinamarca y el profesor Gustavo Deco del Center for Brain and Cognition de la UPF.
Según el profesor Deco, para comprender a nivel neuronal los fenómenos del placer y lo que va más allá del placer – el concepto aristotélico de la vida bien vivida o eudaimonia – es esencial descubrir cómo se organiza jerárquicamente el cerebro. Dicha organización es responsable de nuestros diferentes estados cognitivos, emocionales y de conciencia.
En una analogía sorprendente, el profesor Deco compara el cerebro con una orquesta. Las diferentes regiones del cerebro realizan diferentes tipos de procesamiento, similar a los músicos individuales en una orquesta. Sin embargo, el cerebro no tiene un único director, sino muchos, cada uno dirigiendo su compleja dinámica.
El estudio ha arrojado luz sobre una cuestión clave en neurociencia: ¿cómo se orquesta el cerebro y qué cambios en esta orquestación ocurren en los diferentes estados cognitivos, volitivos, emocionales y conscientes? Para responder a estas preguntas, los investigadores han usado fuertes estímulos de placer como el sabor del azúcar, el olor de las fresas, la apariencia de la cara de un bebé o el sonido de la risa de un bebé.
Aunque el placer parece un fenómeno altamente subjetivo, se puede estudiar incluso en bebés humanos y animales midiendo sus expresiones conductuales y afectivas frente a estímulos placenteros. El estudio ha desarrollado importantes paradigmas analíticos para comprender los mecanismos subyacentes en las redes cerebrales que subyacen a los estados cerebrales subjetivos de emoción y placer asociados con estímulos como la comida o el sexo.
Morten L. Kringelbach llevó a cabo importantes investigaciones en humanos en este campo en la década de 2000 junto con Kent Berridge. Berridge estableció la diferencia fundamental entre desear y agradar. Desear se relaciona con los mecanismos cerebrales que se activan ante la perspectiva de recibir una recompensa y agradar, con el placer desencadenado por recibir dicha recompensa.
La investigación ha identificado las principales redes cerebrales implicadas en el procesamiento del placer. Han demostrado que el procesamiento del placer en el cerebro pasa por un ciclo, con una fase de apetito, consumación y saciedad. Si este ciclo no funciona correctamente, puede desencadenar enfermedades neuropsiquiátricas como la depresión y la esquizofrenia.
La ciencia del placer es aún más compleja cuando se examinan los estados mentales profundamente subjetivos, como la creación de significado. Los investigadores han demostrado que ciertos tipos de estímulos y experiencias pueden conducir a estados subjetivos de creación de significado, típicamente asociados con la música, la interacción social, especialmente con bebés, los psicodélicos y la meditación.
Esta línea de investigación ha llevado a la creación de una rama específica de la neurociencia sobre el florecimiento humano. Este poderoso marco, basado parcialmente en principios de la termodinámica, ha sido utilizado en estudios previos para investigar otras formas de actividad cerebral.
Los investigadores pretenden ahora utilizar una estrategia similar para identificar el sistema de orquestación de las regiones del cerebro inherentes al florecimiento humano. Aunque todavía hay muchas incógnitas en la comprensión de los mecanismos cerebrales que explican la felicidad, esto puede conducir eventualmente a vidas más prósperas para muchas personas.
Referencia del artículo: Morten L. Kringelbach, Peter Vuust, Gustavo Deco, Building a ciencia de humanos pleasure, meaning making, and flourishing, Neuron, Volume 112 , Issue 9, 2024, Pages 1392-1396, ISSN 0896-627.
Fuente: UPF.