El presidente argentino, Javier Milei, es conocido por su inusual estrategia de presentar cualquier traspié como una victoria. Recientemente, esta táctica fue dirigida contra el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Milei se defendió de la crisis diplomática entre Argentina y España anunciando que, «A la mujer de Sánchez no la mencioné. Entonces, principio de revelación, se autoincrimina». Esta defensa se produjo tras los ataques de Milei a Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, durante un mitin de Vox en Madrid.
A pesar de las tensiones diplomáticas y la inflación en Argentina, Milei sigue afirmando ser «el político más popular del mundo». Este 25 de mayo, el Gobierno convocó a la ciudadanía argentina «a celebrar la libertad» en las calles de Córdoba, la ciudad argentina en la que Milei arrasó con más del 70% de los votos en las elecciones. Sin embargo, su proyecto de ley estrella, la Ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos, se ha estancado en el Senado.
Para hacer frente a esta situación, Milei anunció la creación de un consejo con representación política, empresarial y sindical para avanzar con las reformas que pretende. Además, prometió eliminar impuestos, pero solo si antes se aprueban su ley de bases y el paquete fiscal, que prevé la aplicación de impuestos.
Desde que asumió el cargo en diciembre, Milei no ha logrado que se apruebe ninguna ley. En lugar de asumir esta realidad, Milei acusa a los diputados de “la casta” de bloquear su legislación para mantener sus privilegios. Además, ha definido al Congreso como «un nido de ratas».
Milei también ha enfrentado críticas por su visita a España, que fue financiada con dinero del Estado. A pesar de que la embajada argentina en Madrid definió la visita como «privada», el portavoz presidencial, Manuel Adorni, la describió como «pública», intentando justificar el gasto de fondos públicos en un viaje personal y partidista.
Mientras tanto, Argentina está lidiando con una profunda crisis económica. A pesar de las afirmaciones de Milei de que está «goleando» la inflación, el país sigue teniendo una de las tasas de inflación más altas del mundo. Sin embargo, también ha logrado un superávit en las cuentas públicas, lo que le valió una felicitación del FMI.
La economía argentina se encuentra en recesión, con un declive del empleo y una fuerte caída de los ingresos. Los salarios de los sectores público y privado han aumentado en promedio un 200,8%, mientras que la inflación del período fue del 287,9%. La inversión en obra pública ha caído un 83,3% interanual y los gastos en programas sociales han disminuido entre el 45% y el 81%, según los casos.
La recesión ha llevado a una caída en el consumo, con una disminución del 8,4% en comparación año a año. Los sectores más afectados han sido la construcción, la industria manufacturera y el comercio mayorista y minorista.
El empleo también se ha visto afectado, con una pérdida del 1,4% en marzo. Las áreas más afectadas son la construcción y la industria. En la primera, se han perdido 100.000 puestos de trabajo, entre diciembre y mayo, según la Cámara Argentina de la Construcción.
Además, el valor del dólar ha aumentado recientemente, con un aumento del 17% en diez días. A la vez, el riesgo país ha superado la barrera de los 1.400 puntos. A pesar de estas cifras preocupantes, Milei sigue intentando restar importancia a las malas noticias y responsabilizar al Congreso por no aprobar su ley de bases.
Las medidas de Milei han recibido críticas de economistas hasta hace poco cercanos al presidente. Alfonso Prat-Gay, exministro de Hacienda durante la presidencia de Mauricio Macri, ha definido el actual rumbo económico como “Del riesgo de hiperinflación a la hiperrecesión”. El economista neoliberal Carlos Rodríguez, asesor de Milei hasta el año pasado, ha advertido de que “esto que están haciendo no funciona”. Y el consultor Diego Giacomini, exsocio del presidente, ha sido lapidario: “Estos meses son lo mejor que el programa económico puede dar. Milei está en una realidad paralela”.