El presidente francés Emmanuel Macron alertó recientemente en Berlín, junto a su homólogo alemán Frank Walter-Steinmeier, sobre la «fascinación por el autoritarismo» y el nacionalismo. Esta advertencia llega a apenas dos semanas de las elecciones europeas y en un momento en el que, según Macron, se vive «una especie de crisis de la democracia» en Europa.
Macron, quien inició una visita de Estado de tres días a Alemania, destacó que nunca ha habido «tantos enemigos internos y externos» y cree que Europa está viviendo una fase «verdaderamente vital». Sus comentarios se realizaron durante un diálogo en el marco de la Fiesta de la Democracia en Alemania, que celebra los 75 años de su Ley Fundamental y los 35 años de la revolución pacífica que hizo caer el Muro de Berlín.
El presidente francés también recordó la invasión rusa de Ucrania, diciendo que Europa puede morir por la guerra. A su vez, mencionó uno de los mayores desafíos de Europa: ser el primer continente en lograr la descarbonización, lo que significa conciliar crecimiento y protección del clima de la mejor manera posible. Además, hizo hincapié en el reto del cambio digital.
Europa vive un gran auge de partidos de ultraderecha, y para Macron, esto se debe principalmente a que «el miedo alimenta» los extremismos. Se refiere al «miedo a un mundo que cambia», al miedo a que las cosas ya no estén bajo control, incluyendo el cambio climático y los cambios en los hábitos debido a las transformaciones en la industria y la agricultura. Para luchar contra esto, Steinmeier recomendó escuchar a la gente y solicitó una «alianza de demócratas que se oponga a los que atacan la democracia y Europa».
La visita de Macron llega en un momento en que las relaciones franco-alemanas no atraviesan su mejor momento. Para intentar desmentir discrepancias entre París y Berlín, se organizó la primera visita de Estado de un presidente francés en 24 años. El objetivo es mostrar la buena sintonía a pesar de algunos desacuerdos o debates.
Las primeras fotos de abrazos y amplias sonrisas entre Macron y Steinmeier no se hicieron esperar. Esta sexta visita de Estado de un presidente francés en más de 60 años debe reflejar «la relación tan especial» de la que hablan los dos países cuando se les pregunta por posibles problemas. Ambos jefes de Estado se refirieron a ello desde el primer momento. Según Steinmeier, es un «gran malentendido» decir que hay dificultades entre los dos países. Para él, no se puede esperar que dos países europeos diferentes estén siempre de acuerdo en todo desde el principio.
Por su parte, Macron recordó que si se miran los periódicos de las últimas décadas, a menudo se ha hablado de que la amistad franco-alemana «tartamudea» o que está «paralizada», pero insistió en que «eso no es cierto». Aseguró que siempre han hablado y discutido entre ellos y han encontrado la manera de unirse. Las relaciones franco-alemanas son una pieza central de Europa, son importantes e indispensables para Europa, según Macron.
A pesar de la buena relación entre los dos jefes de Estado, las relaciones entre Berlín y París se consideran actualmente difíciles a nivel gubernamental. Las dos capitales chocan constantemente en cuestiones clave. Esto se aplica tanto a la cuestión del apoyo a Kiev en la guerra de Ucrania como a la de la política económica frente a Estados Unidos y China. Todas estas cuestiones se debatirán tras la visita de Estado en un consejo ministerial franco-alemán que se celebrará en el castillo de Meseberg, la casa de huéspedes del Gobierno alemán, al norte de Berlín.