El comercio global y el sector de la automoción están a punto de enfrentar un cambio potencialmente significativo. La Cámara China de Comercio con Estados Unidos ha anunciado que están preparados para responder a una posible subida de aranceles por parte de Estados Unidos a partir del 1 de agosto. Esta subida afectaría a muchos productos, pero destaca especialmente el sector de los coches eléctricos, que podría ver un aumento hasta del 100% en los aranceles.
Este anuncio ha levantado preocupaciones en los fabricantes de automóviles que buscan expandirse en el mercado estadounidense. Además, China ha indicado que podría establecer un arancel de hasta el 25% en coches importados con motores de gran tamaño. Esto no solo afectaría a Estados Unidos, sino también a los fabricantes de automóviles de países europeos.
Mientras tanto, Europa podría seguir el camino de Estados Unidos en la imposición de aranceles, lo que agravaría la tensión comercial entre ambas regiones. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció en septiembre de 2023 una investigación que podría resultar en la aplicación de estas tarifas. Si se decide aplicar, estarían vigentes durante al menos cinco años.
El jefe del China Automotive Technology & Research Center, Liu Bin, propuso en el periódico Global Times que se debería aumentar los aranceles para coches con motores con una cilindrada mayor a los 2.5 litros. Actualmente, los coches de turismo importados desde Europa tienen un arancel del 15%, pero la Organización Mundial del Comercio permite hasta un 25%.
Los coches eléctricos chinos han experimentado un crecimiento notable en el mercado europeo. En 2019, representaban apenas el 0,5% de la cuota total de mercado, pero para finales de 2023, esa cifra se había disparado hasta el 8,7% del total de eléctricos vendidos en Europa.
La decisión de aumentar los aranceles afectaría a un gran número de marcas occidentales, especialmente aquellas que no producen localmente en China. Esto incluiría a marcas que fabrican modelos junto a empresas asociadas como BAIC, FAW, Dongfeng o similares, específicos para el mercado chino. Un mercado donde los coches con propulsión eléctrica o híbrida enchufable representan más de un tercio de las ventas totales.
En respuesta a esta posible ofensiva arancelaria, el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, ha advertido del peligro que suponen estos aranceles. Según Tavares, pensar que los aranceles resolverán la competencia extranjera sería un error para las marcas occidentales. En su lugar, sugiere que es necesario replantear el modelo de negocio y prepararse para una fuerte competencia en el mercado de coches eléctricos.
Como estrategia de anticipación, Stellantis ha firmado una alianza con la empresa Leapmotor. Esta alianza permitirá que modelos de la marca china como el T03 o el C10 lleguen a Europa bajo Leapmotor International, la joint venture de ambas partes. Es de esperar que para el mes de septiembre veamos el T03 en puntos de ventas de Stellantis, un coche eléctrico que debería posicionarse en unos 20.000 euros.
En lugar de adoptar una posición defensiva ante la ofensiva china, Stellantis ha optado por ser parte de dicha ofensiva. Este movimiento refleja una tendencia creciente en la industria automotriz hacia la adaptación y colaboración en lugar de la confrontación. Sin embargo, queda por ver cómo estas decisiones afectarán al mercado global y a las relaciones comerciales entre las principales potencias económicas del mundo a largo plazo.