En el transcurso de apenas 48 horas, el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha logrado reavivar la presencia de su campaña en los medios de comunicación y las redes sociales, un logro que había sido limitado debido a las restricciones impuestas por su juicio por presuntas violaciones de las regulaciones de campañas electorales en Nueva York.
El punto de inflexión de este resurgimiento fue un vídeo publicitario de la campaña de Trump, que fue publicado en su red social Truth el lunes. Las imágenes estaban claramente dirigidas a su base de seguidores más leales, quienes son los usuarios regulares de Truth, una plataforma con solo cinco millones de cuentas, una cifra insignificante en comparación con los 3.000 millones de usuarios de Facebook, de Meta, o los 2.000 millones de usuarios de TikTok.
El vídeo detalla lo que supuestamente sucederá después de que Trump gane las elecciones y muestra una serie de titulares que, de acuerdo con el vídeo, los medios de comunicación publicarán si vuelve a la presidencia. Entre estos titulares, uno ha suscitado una considerable controversia: «Un Reich unido«. Aunque Reich significa «reino» o «imperio» en alemán, el término también tiene connotaciones mucho más sombrías debido a su uso por Adolf Hitler para describir su proyecto de dominación de Europa, conocido como el «Tercer Reich», que condujo a la Segunda Guerra Mundial y sus horrores.
La mención de «Reich» desató una avalancha de críticas que llevó a la campaña de Trump a retirar el anuncio. Sin embargo, no hubo disculpas ni aclaraciones de su parte, lo cual es consistente con su actitud durante estas elecciones. Trump se ha negado a firmar un manifiesto que todos los candidatos han aceptado durante las últimas seis décadas, en el que se renuncia explícitamente al uso de la violencia para ganar la Casa Blanca. En sus mítines, incluso ha bromeado acerca de la posibilidad de «ser dictador por un día».
En la reunión anual de la Asociación Nacional del Rifle, el principal lobby de armas de los Estados Unidos, Trump planteó la posibilidad de ser elegido tres veces, algo que la Constitución prohíbe explícitamente. El anuncio parecía dirigido no tanto a la opinión pública en general, sino a los seguidores más radicales de Trump, que probablemente captaron el sutil mensaje de resonancias nazis.
La estrategia de Trump de controlar las comunicaciones no se detuvo ahí. Un día después, en uno de sus habituales mensajes en Truth, acusó directamente a Joe Biden de intentar asesinarlo. Trump acusó al Departamento de Justicia de autorizar el uso de «fuerza letal» en la primera operación en la que se confiscaron decenas de documentos relacionados con secretos de Estado que Trump había sustraído de la Casa Blanca.
La acusación fue rápidamente aprovechada por algunos de los propagandistas más notorios del trumpismo, como la congresista neonazi Marjorie Taylor Greene y la cuenta de Twitter Catturd, que cuenta entre sus seguidores a Elon Musk, para acusar a Biden de intentar asesinar a Trump. En realidad, Trump no estaba en Mar-a-Lago cuando se produjo la entrada de las fuerzas del orden, que, además, fue pacífica.
La administración de Trump ha sugerido que el presidente puede «ordenar el asesinato de cualquier persona», y que este acto sería legal y constitucional si se realiza como un acto oficial. Incluso han insinuado que este asesinato podría ser llevado a cabo por los Navy SEAL, la unidad que mató a Osama bin Laden en 2011.
Trump publicó su mensaje en Truth apenas 24 horas antes de que el Departamento de Justicia presentara a la jueza del caso de los documentos de Mar-a-Lago, Aileen Cannon, evidencias de que Trump había escondido más documentos que no fueron descubiertos hasta cuatro meses después de la primera entrada del FBI en la residencia del presidente. Los nuevos datos aportados a la investigación indican presuntamente que Trump ordenó a los empleados de Mar-a-Lago que escondieran esos documentos del área cubierta por las cámaras de vigilancia que el FBI colocó en el club de campo tras la primera inspección.
En última instancia, el juicio de los documentos de Mar-a-Lago es el más serio de los que afronta el ex presidente, pero la jueza, Aileen Cannon, una seguidora declarada de Trump, ha decidido posponer todo el proceso, por lo que este no comenzará antes de las elecciones o, tal vez, incluso este año.