El 25 de octubre de 2023, Robert Fico, fue herido por disparos tras una reunión gubernamental. Este incidente ocurrió luego de que juró por cuarta vez el cargo de primer ministro de Eslovaquia. Tres semanas y media antes, al frente de su formación populista Smer-SD, había ganado, con el 23% de los votos, las elecciones generales. Tras pactar una controvertida coalición con otros dos partidos, el más liberal Hlas y el ultraderechista y prorruso Partido Nacional Eslovaco (SNS), Fico se comprometió en la ceremonia institucional a que el país tuviera «una política exterior eslovaca soberana».
En su intervención, la entonces presidenta del país, Zuzana Caputova, le exhortó a mantener las buenas relaciones que Eslovaquia ya tenía con sus países vecinos, incluida Ucrania, y le recordó que no solo asumía el poder, sino también «la responsabilidad por la república y sus ciudadanos». Se expresaba así el temor de los observadores, que debido a la presencia de la formación prorrusa en el Ejecutivo daban por hecho que Eslovaquia, miembro de la UE y de la OTAN y hasta entonces uno de los grandes apoyos de Ucrania en la guerra contra Rusia, diera con Fico un giro de 180 grados en política exterior y se acercara a la Hungría de Orban.
Sin embargo, este giro no se ha consumado totalmente en estos meses. A inicios de este año, Fico no bloqueó la ayuda de 50.000 millones de euros que finalmente la Unión Europea aprobó para una Ucrania que ya estaba en una posición delicada. Pero en sus intervenciones públicas sobre el asunto mezcló la adhesión a las políticas comunitarias con la defensa de «cualquier iniciativa de paz» y las críticas a Zelenski.
Fico, que se ha pasado la vida navegando por el tablero político, comenzó su carrera en el Partido Comunista cuando ejercía la abogacía. En 1999, abandonó el Partido de la Izquierda Democrática (SDL), heredero político del Partido Comunista, para fundar el suyo propio, el Smer-SD. En 2006, obtuvo una aplastante victoria en el Parlamento y se convirtió en primer ministro, exactamente dos años después de la adhesión de Eslovaquia a la UE.
Aunque con el paraguas de la socialdemocracia, Fico inició entonces una coalición con el Partido Nacional Eslovaco (SNS), de extrema derecha, que compartía su retórica contra los refugiados y sus inclinaciones populistas. Durante la crisis financiera mundial de 2008 y 2009 ganó en popularidad al negarse a imponer medidas de austeridad. En la crisis migratoria de 2015 en Europa, se posicionó en contra de los migrantes, negándose a «dar vida a una comunidad musulmana separada en Eslovaquia».
Tres años después, en 2018, Fico se vio empujado hacia la puerta de salida tras el asesinato del periodista Ján Kuciak y su prometida. La investigación del reportero, centrada en Maria Troskova, una ex modelo que llegó a ser asistente de Robert Fico, apuntaba a vínculos entre un empresario italiano, la mafia calabresa y la joven. Por ello, el periodista arremetió contra el círculo íntimo del jefe del Gobierno.
En la época del doble asesinato, Fico ya era conocido por sus pésimas relaciones con la prensa. A quienes acusaban regularmente al Gobierno de corrupción, les llamaba públicamente «hienas idiotas» y «sucias prostitutas antieslovacas». Fico se vio obligado a dimitir, pero conservó su escaño en las elecciones de 2020.
Con los años, Fico ha limitado al máximo sus encuentros con la prensa en favor de mensajes a su electorado mediante videos colgados en Facebook, YouTube y Telegram. Se dice garante de «estabilidad, orden y bienestar», y eso significa una Eslovaquia sin inmigrantes y sin personas LGBT+. «Nunca estaré a favor de permitirles a los homosexuales casarse, como ocurre en otros países, ni la adopción de niños por parejas del mismo sexo, pues eso es una perversión», ha declarado.
Robert Fico está casado con una abogada, con la que tiene un hijo, pero según los medios eslovacos la pareja está separada. Su amor eterno son los coches rápidos, el fútbol y el culturismo. Somatiza su obsesión por el poder en admiración a autócratas como Viktor Orban y Vladimir Putin. Ha llegado a decir que no autorizaría la detención del presidente ruso, sobre quien pesa una orden de arresto internacional, si alguna vez visitara Eslovaquia. En cuanto al compromiso de su país con Ucrania, el candidato promete poner fin a la ayuda militar a Kiev. «Su relación con Rusia está determinada por el lema socialista Con la Unión Soviética para la eternidad», según escribe el sociólogo Michal Vasecka en su libro Fico: obsesionado por el poder.
No exento de contradicciones, Fico se forjó años atrás una reputación europeísta como representante de su país ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, entre 1994 y 2000. Y calificó de «decisión histórica» la adopción del euro por Eslovaquia. Pero ahora ataca abiertamente a la UE, a la OTAN y a Ucrania. Y lo hace con provocación, vulgaridad y misoginia, convirtiendo a la presidenta eslovaca Zuzana Caputova en su mayor chivo expiatorio. En mayo de 2022, durante las celebraciones del Día del Trabajo, Fico no dudó en gritarla «puta americana» -en algunos medios occidentales se tradujo puta por agente.