El líder del partido ultra neerlandés, Geert Wilders, ha anunciado un acuerdo preliminar para formar un gobierno de coalición en los Países Bajos. La coalición se establecerá entre los tres principales partidos de derecha y el grupo agrario BBB. Wilders, conocido por sus declaraciones xenófobas y anti-europeas, no presidirá el gobierno, una decisión que había tomado en marzo debido a los obstáculos que sus posiciones radicales representaban para la formación del ejecutivo.
La política neerlandesa observó una gran fragmentación en las elecciones del 22 de noviembre cuando el Partido de la Libertad (PVV), liderado por Wilders, ganó las elecciones con 37 de los 150 escaños del Parlamento de La Haya. A partir de ese momento, se iniciaron complicadas negociaciones con las otras tres formaciones de la derecha, las cuales ahora parecen haber llegado a un preacuerdo de coalición. Juntas, estas formaciones alcanzan la mayoría absoluta necesaria para formar el gobierno.
Según Wilders, los negociadores han llegado a un acuerdo. Este acuerdo, si se confirma, terminará casi seis meses de complejas negociaciones entre el PVV de Wilders, el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) del actual primer ministro en funciones, Mark Rutte, el recién formado Nuevo Contrato Social (NSC) de Pieter Omtzigt y el Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB).
A pesar de que el acuerdo parece estar cerrado, aún quedan detalles importantes por resolver, como quién será el próximo primer ministro de la quinta economía de la Unión Europea. Wilders afirmó la semana pasada que ya tiene un candidato para el cargo y que ha mantenido conversaciones con él, aunque no ha llegado a un consenso con los otros partidos que formarán el gobierno.
La prensa neerlandesa ha sugerido varios nombres para suceder a Rutte. Entre ellos, se encuentra el exministro de Educación e Interior Ronald Plasterk, que también jugó un papel clave en la supervisión de las negociaciones iniciales, actuando como mediador entre los partidos.
Aunque no se sabe mucho sobre el contenido del acuerdo, se espera que incluya una política de asilo más estricta, mejoras en la Seguridad Social, más construcción de viviendas y acuerdos sobre el futuro de la agricultura y la pesca.
El pasado de Wilders, marcado por afirmaciones radicales como que el Parlamento de La Haya es «falso» y que los periodistas políticos son «escoria», ha dificultado las negociaciones. Aunque Wilders se ha mostrado dispuesto a renunciar a algunas de las propuestas más radicales de su programa, como cerrar las mezquitas, prohibir el Corán o hacer un referéndum para decidir la salida de los Países Bajos de la UE, su pasado sigue pesando demasiado.
En marzo, Wilders decidió no aspirar a ser primer ministro, ya que no era aceptado por ninguna de las otras tres formaciones, imprescindibles para alcanzar la mayoría absoluta en el fragmentado Parlamento neerlandés.
Con la retirada de Wilders, los líderes de los otros tres partidos que estaban negociando con él también se comprometieron a no formar parte del ejecutivo, por lo que decidieron formar un gobierno parcialmente tecnocrático, con expertos y algunos ministros políticos.
A pesar de su retirada en marzo, Wilders no descarta ser primer ministro en el futuro. «No lo olviden: algún día seré primer ministro de los Países Bajos. Con el apoyo de aún más neerlandeses», declaró tras su retirada. «Si no es mañana, será pasado mañana».