Keir Starmer, líder del partido laborista en Reino Unido, ha dado un paso audaz hacia Downing Street, con un giro cauteloso hacia el centro político, siguiendo los pasos de Tony Blair y el nuevo laborismo. En un intento de ganar a «la gente razonable y tolerante», Starmer ha presentado sus seis promesas electorales para las elecciones de otoño de 2024.
Starmer presentó su visión para el Reino Unido pocos días después de que el primer ministro conservador Rishi Sunak utilizara la amenaza de Putin y el factor miedo para justificar su permanencia en el poder. En contraste, Starmer ofreció un mensaje de cambio, prometiendo en primer lugar la estabilidad política como un cambio necesario después de 14 años de supuestos fracasos.
«Es difícil de creer, pero la estabilidad [política] es un verdadero cambio, y ese será nuestro primer paso», declaró Starmer. «Vamos a poner fin a estos 14 años de fracasos que han traído el caos y la división a nuestro país».
La segunda promesa de Starmer es la estabilidad económica, una tarea que según su candidata a secretaria del tesoro, Rachel Reeves, podría llevar una década de renovación.
En tercer lugar, Starmer promete invertir en la sanidad pública y reducir drásticamente las listas de espera en el Servicio Nacional de Salud (NHS).
La cuarta promesa del líder laborista es la creación de Great British Energy, una compañía estatal de energía. Su objetivo es reducir el costo de la factura de la luz, promover las energías renovables y avanzar hacia el objetivo de emisiones netas cero de gases de efecto invernadero.
La quinta promesa se centra en terminar con el «comportamiento antisocial» y la escalada de delincuencia de la última década. Para ello, se contratarán 13.000 policías de barrio y se creará un centenar de centros para la población juvenil. Starmer también prometió leyes más estrictas contra la violencia hacia las mujeres.
Por último, la sexta promesa de Starmer es la inversión en la educación pública y la contratación de 6.500 nuevos profesores.
Starmer también abordó el tema de la inmigración, anunciando la cancelación del plan para deportar a Ruanda a los refugiados pendientes de la solicitud de asilo y la implementación de medidas para criminalizar y atajar a las redes de tráfico humano.
Por otro lado, Starmer decidió aplazar la discusión sobre la política exterior, indicando que no haría promesas electorales que no está seguro de poder cumplir.
El líder laborista ha sido comparado con Tony Blair, quien también presentó una serie de promesas electorales antes de las elecciones de 1997. En respuesta a esto, Starmer dijo: «Lo primero que puedo decir de Tony Blair es que, aparte de quitarse la corbata, fue capaz de ganar tres elecciones consecutivas».
Por su parte, el presidente del Partido Conservador, Richard Holden, criticó las promesas de Starmer, afirmando que la gente debería tomarlas con escepticismo. Holden argumentó que Starmer no ha cumplido con las promesas que hizo cuando fue elegido líder laborista y recordó que antes intentó que Jeremy Corbyn fuera primer ministro.