Los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping, firmaron una declaración conjunta de 7.000 palabras en Pekín, destacando el fortalecimiento de su alianza militar y su compromiso para resistir lo que describen como una «presión estadounidense destructiva y hostil». Esta declaración envía un fuerte mensaje de unidad a Occidente, con críticas específicas dirigidas a Estados Unidos.
Ambos líderes condenaron los «despliegues de misiles nucleares estadounidenses» que, según ellos, amenazan a ambos países. También criticaron las alianzas regionales como el Aukus, formado por Washington, Reino Unido y Australia. La declaración conjunta reafirma que «Moscú y Pekín reforzarán la coordinación para contrarrestar el curso destructivo de Washington hacia la doble contención de nuestros países».
Putin, tras aterrizar en Pekín en su limusina blindada, Aurus Senat, fue recibido por la guardia de honor y altos funcionarios chinos. Con este viaje, su primer viaje de Estado al extranjero desde que asumió un nuevo mandato, Putin busca enviar un mensaje al resto del mundo: continúa reforzando la asociación con Xi Jinping para desafiar el orden global liderado por Estados Unidos, mientras fortalece la resiliencia económica de Rusia y avanza en su guerra en Ucrania.
La relación entre Putin y Xi es sólida y se ha fortalecido a lo largo de los años. Ambos líderes se han reunido cara a cara hasta 43 veces desde que el líder chino asumió el poder en 2013. A pesar de la creciente alineación geoestratégica de China con el Kremlin, Xi mantiene relaciones óptimas con las potencias europeas y busca aliviar las tensiones con Washington.
En la reunión en el Gran Palacio del Pueblo de la Plaza de Tiananmen, Putin estuvo acompañado por una amplia delegación comercial, que incluía al ministro de Finanzas, Anton Siluanov, a la gobernadora del Banco Central, Elvira Nabiullina, y a varios directores de importantes empresas estatales. Entre la delegación rusa también estuvo Sergei Shoigu, quien mantuvo muy buenas relaciones con altos mandos militares chinos a pesar de haber sido reemplazado recientemente como ministro de Defensa de Rusia.
Durante una rueda de prensa posterior a las discusiones a puerta cerrada, Putin destacó que ambos países estaban «profundizando la cooperación nuclear pacífica» y que tienen «planes concretos para profundizar la cooperación energética». El presidente de China, por su parte, señaló que la asociación entre ambos países se basa en una «confluencia de intereses» y que trabajarán para sentar las bases de una red de cooperación científica y mantener la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro globales.
De manera notable, Xi no mencionó la invasión rusa de Ucrania, aunque Putin reveló que ambos habían discutido el asunto durante su reunión. Xi sí se refirió a la guerra de Israel en Gaza, afirmando que es de «máxima urgencia» resolver el conflicto y que la «única solución para una paz duradera» pasa por la creación de dos Estados.
El comercio entre China y Rusia alcanzó un récord de 240.000 millones de dólares en 2023, impulsado en parte por las empresas chinas que compraron petróleo y carbón con descuento. Sin embargo, tras la amenaza estadounidense a las instituciones financieras chinas, las exportaciones de China a Rusia cayeron en marzo y abril.
Finalmente, la visita de Putin a Pekín se produjo una semana después del primer viaje europeo de Xi en cinco años, que puso de manifiesto las divisiones existentes en Europa respecto a la estrategia a seguir con China. Durante su reunión con el presidente francés, Emmanuel Macron, y la jefa de la Comisión de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, el líder chino prometió que China no vendería armas a Rusia y controlaría el flujo de tecnologías de doble uso hacia el ejército de Putin.