El territorio francés de Nueva Caledonia ha sido testigo de violentos disturbios durante dos noches consecutivas, dejando un saldo de un muerto y numerosos heridos. Estas protestas se desencadenaron en respuesta a la aprobación de una reforma del censo electoral en la Asamblea Nacional francesa, una medida que los independentistas de la región consideran perjudicial para sus intereses.
En la segunda noche de protestas, una persona resultó muerta por un disparo, según informó el Alto Comisionado de la República, Louis Le Franc. «De los tres heridos admitidos en urgencias, uno murió víctima de un disparo», declaró, asegurando que el disparo no procedía de la policía o los gendarmes.
La violencia ha dejado cientos de heridos, incluyendo tanto a policías como a manifestantes. Asimismo, decenas de edificios residenciales y comerciales han sido incendiados, según el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
El punto de partida de estas protestas fue la discusión en la Asamblea Nacional francesa sobre la reforma del censo electoral, que finalmente fue aprobada. Bajo las reglas actuales, solo los votantes inscritos en 1998 y sus descendientes pueden participar en las elecciones provinciales de este territorio de 270.000 habitantes.
Los independentistas nativos temen que la expansión del censo marginalizará aún más al pueblo canaco en las instituciones provinciales, que tienen amplias competencias transferidas por París. Tras una primera noche de graves disturbios, las autoridades impusieron un toque de queda, prohibieron las reuniones públicas y cerraron escuelas y el principal aeropuerto.
A pesar de estas medidas, los «graves problemas de orden público siguen en marcha», con «incendios y saqueos de comercios, infraestructuras y establecimientos públicos, entre ellos varias escuelas y colegios», admitió el Alto Comisionado. Le Franc describió la situación como «insurreccional».
El Alto Comisionado informó que solo en la zona de Numea, la ciudad más importante del territorio, se han producido 140 detenciones.
Las protestas no frenaron el procedimiento parlamentario en París. Poco después de la medianoche, los diputados de la Asamblea Nacional dieron luz verde al texto aprobado previamente por el Senado. Como se trata de una reforma constitucional, debe ser sometida también al voto de las dos cámaras conjuntamente y obtener más del 60% de los votos para ser definitivamente aprobada.
El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció que convocará esta sesión «antes de finales de junio», a menos que los independentistas y lealistas en Nueva Caledonia aprueben una reforma alternativa. Macron condenó «el carácter indigno e inaceptable» de estos disturbios e instó a los representantes locales a «condenar toda la violencia sin ambigüedad y llamar a la calma».
Nueva Caledonia se encuentra a unos 1.200 kilómetros al este de la costa de Australia y es uno de los múltiples territorios de ultramar que Francia tiene repartidos en el Pacífico, el Índico o el Caribe.
Debido al acuerdo de Numea de 1998, París delegó más poder político a Nueva Caledonia e incluso permitió la celebración de tres referéndums, todos ellos resueltos en contra de la independencia. Sin embargo, este pacto también congeló el censo para las elecciones provinciales en este territorio, en las que casi un 20% de los electores no pueden votar.
Considerando esta disposición «absurda» y contraria a los principios democráticos, el gobierno francés propuso una reforma constitucional para incluir a las personas establecidas en Nueva Caledonia por un mínimo de diez años.
El líder del partido proindependencia, Daniel Goa, condenó los saqueos y llamó a los jóvenes a «volver a casa». Sin embargo, advirtió: «Los disturbios de las últimas 24 horas muestran la determinación de nuestros jóvenes de no dejar que Francia los controle».