En un desarrollo fascinante para los entusiastas de la tecnología y los videojuegos, la popular consola portátil Nintendo Switch ha demostrado ser capaz de ejecutar el sistema operativo Windows 11. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el rendimiento y la experiencia de uso no son ideales.
Nintendo Switch se distingue por tener un sistema operativo totalmente optimizado y adaptado a su capacidad de hardware, en contraste con Windows 11, un sistema operativo que no cuenta con tal grado de especialización y que tiene unos requisitos y un consumo de recursos mucho más elevados.
A nivel de hardware, la Nintendo Switch es un sistema bastante modesto. Cuenta con un SoC Tegra X1 personalizado, cuya CPU solo tiene activados cuatro núcleos. Además, dispone de 4 GB de memoria LPDDR4 unificada, tiene una GPU NVIDIA Maxwell con 256 shaders y proporciona una unidad de almacenamiento de 32 GB con una velocidad de unos 300 MB/s.
A pesar de estas limitaciones de hardware, Nintendo ha logrado hacer maravillas con la Switch. Pero, ¿sería posible que esta consola ejecute un sistema operativo tan exigente como Windows 11? Gracias a PatRyk, un usuario de Twitter, descubrimos que sí es posible, aunque la instalación de Windows 11 en la Switch no es un proceso fácil ni rápido.
En su experimento, PatRyk encontró que Windows 11 tardó tres horas en instalarse en Nintendo Switch. A pesar de este largo proceso de instalación, no se produjo ningún problema durante la instalación ni durante el uso de Windows 11 en la consola, que ejecutaba la versión ARM de Windows 11. Sin embargo, el rendimiento fue menos que ideal.
Para dar una idea de lo lento que es el rendimiento, se necesitó un promedio de 10 segundos para ejecutar acciones simples en la Nintendo Switch que serían instantáneas en un PC convencional. Este retraso en el rendimiento se puede observar en el vídeo de PatRyk, quien también planea intentar instalar el juego Geometry Dash, un proceso que anticipa tomará dos horas.
Este experimento resalta la importancia de un sistema operativo en cualquier consola. Para que una consola pueda ofrecer un buen rendimiento, es fundamental que integre un sistema operativo ligero y con un consumo de recursos muy bajo, permitiendo que la mayor parte de sus recursos se destinen a los juegos.
Para ilustrar este punto, podemos recordar la primera Xbox. Esta consola solo tenía 64 MB de memoria unificada, pero aún así, ofrecía un rendimiento con juegos que en su versión para PC requerían de mucha más memoria. La razón de esto era el gran consumo de recursos de Windows XP en aquella generación.
En última instancia, este experimento con la Nintendo Switch y Windows 11 sirve como un recordatorio del equilibrio crítico entre hardware y software en nuestros dispositivos. La optimización del sistema operativo para trabajar con el hardware específico de una consola puede hacer una gran diferencia en el rendimiento y la experiencia del usuario.