El día lunes marcó un punto de inflexión en el juicio del ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cuando Michael Cohen, su antiguo asesor y ‘mano derecha’, se enfrentó una vez más a su antiguo jefe en el estrado. El martes, sin embargo, fue el turno para que los abogados de Trump tomasen las riendas.
Todd Blanche, líder del equipo legal de Trump y su defensor en el juicio, cuestionó directamente a Cohen sobre su supuesta obsesión con Trump y la posibilidad de que sus acciones estuvieran movidas por un deseo de venganza. Cohen, sin embargo, respondió de manera directa y sin rodeos: «Sí, me gustaría [verlo en la cárcel]. Me gustaría ver que se atribuyen responsabilidad. No es por mí, es por este jurado o este tribunal».
Blanche no tuvo reparos en hacer referencia a los insultos que Cohen ha dirigido a Trump, entre ellos describirlo como un «malo de dibujos animados con la cara del color de los Cheetos», haciendo alusión al famoso aperitivo, y de forma más seria, como «basura de dictador». Estos insultos son comparables a los que Trump ha dirigido a sus enemigos – reales o imaginarios – durante su mandato.
Mientras su antiguo asesor testificaba, Trump, aparentemente indiferente al proceso judicial, volvió a quedarse dormido durante la sesión. Esta es la tercera vez en dos semanas y media que el acusado ha aprovechado las sesiones del juicio para tomar una siesta.
La estrategia de los abogados de Trump fue aprovechar el pasado de Cohen, quien pasó tres años en la cárcel por ocultar a Hacienda y a las autoridades electorales el pago de 130,000 dólares (120,000 euros) a la actriz porno Stormy Daniels. Este pago fue realizado con el objetivo de que Daniels no hablara de la relación sexual que había tenido con Trump en 2006.
Cohen detalló cómo ocultó a Hacienda y a la Comisión Federal Electoral, con la ayuda del director financiero de la Organización Trump, Allen Weisselberg, que los pagos a Daniels fueron para mantener su silencio. El dinero fue registrado como parte de los honorarios de Cohen por prestar servicios legales al entonces presidente.
Al ser preguntado por la fiscal Susan Hoffinger si las facturas eran falsas, Cohen respondió sin dudar: «Sí, señora».
Cohen también relató cómo, a medida que el cerco legal se estrechaba en torno a él, Trump dejó de contactarle. El último mensaje que recibió de Trump terminaba con la frase «Sé fuerte». Esta frase puede recordar a los españoles las palabras que el ex presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, dirigió al ex tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas.
Este juicio, que ha captado la atención del mundo entero, está lejos de concluir. Con Cohen admitiendo abiertamente su deseo de ver a su antiguo jefe en prisión y los abogados de Trump tratando de desacreditar su testimonio, el escenario está listo para más enfrentamientos y revelaciones en las próximas sesiones.