La semana pasada estuvo marcada por una serie de eventos importantes. En primer lugar, la RUF (Revolución Unificada de Fuerzas) y el papel que juegan los tribunales militares en los derechos humanos. En segundo lugar, la muerte de un soldado y la hospitalización de varias docenas más. Todos ellos pertenecían a unidades militares en la frontera norte del país. Estos acontecimientos son una clara indicación de la falta de control en la formación militar del Ejército, que actualmente está siendo investigada. Añaden un tono dramático a los temas de seguridad del país.
Paralelamente, hubo un par de eventos político-económicos que contrastaron con los mencionados. El primero fue un acuerdo de fast track legislativo para 21 iniciativas entre el gobierno y los presidentes de ambas cámaras del Congreso Nacional. El segundo fue la tendencia a consolidar bloques de opinión pública en tercios en la economía y en la política en general. Esto debilitaría la tendencia de polarización que ha prevalecido en el último año. Es posible que esto sea resultado tanto del fraccionamiento interno de los bloques políticos ante las elecciones de octubre, como de un cambio en la percepción del presidente Gabriel Boric.
En términos económicos, el acuerdo de fast track legislativo en torno a una agenda de 21 iniciativas económicas que ya están en trámite en el Congreso no garantiza la aprobación de leyes. Sin embargo, es un compromiso de impulso legislativo con una agenda compartida de temas. Este es un paso positivo, según los informes de La Moneda, dado el clima político tenso y desacuerdo predominante.
Cuando se preguntó a los encuestados sobre cómo calificarían la situación económica del país, el 29,5% la calificó como buena o muy buena, el 31,1% la calificó como mala o muy mala, y el 39,4% dijo que era más o menos. Estas respuestas indican que la percepción de la economía es mixta, pero tiende a ser más positiva que negativa.
Con respecto a la aprobación presidencial, la desaprobación del gobierno sigue siendo alta. Al preguntar a los encuestados si aprueban o desaprueban la gestión del presidente Boric, el 61,3% desaprueba, el 30,1% aprueba y el 8,6% ni aprueba ni desaprueba. Sin embargo, al preguntar sobre cómo ha evolucionado la posición política de este gobierno desde que asumió, el 15% dice que se ha movido más hacia la izquierda, el 42,3% que se ha mantenido en la misma posición política, y el 40,3% que se ha movido más hacia la socialdemocracia.
En cuanto a la competencia electoral, la anticipada carrera presidencial ha hecho que el comportamiento de los bloques sea tumultuoso a corto plazo e impredecible para los resultados electorales de octubre. Todo parece indicar que se está jugando un «juego de tronos» por la primera magistratura del Estado para 2025.
Si sumamos las adhesiones promedio de Evelyn Matthei y José Antonio Kast desde enero hasta ahora, juntos suman alrededor del 50%. Con las de Axel Kaiser, en promedio un 5%, la derecha llegaría a un 55%. Pero son dos favoritos con diferentes niveles de votación y distancia interna de bloque. Se supone que la mayoría de las adhesiones a Kaiser irían a Kast y no a Matthei. En una segunda vuelta, el triunfo electoral estaría en capturar el electorado de centro y ahí Matthei es, por ahora, más competitiva que Kast.
Del lado del oficialismo, las tres mujeres que se presentan como candidatas, Carolina Tohá, Camila Vallejo y Michelle Bachelet suman en total un 24% de adhesiones, con Tohá a la cabeza con la mitad de ellas. Pero esto tiene dos características. La primera es que el orden de preferencias entre ellas parece episódico y no una tendencia firme. El segundo es que las adhesiones sumadas concuerdan con lo que obtiene el gobierno en general y, por lo tanto, se supone que es una base de votantes duros que fácil y mayormente se condensaría sobre un solo nombre y desde ahí aumentaría.
Todo lo anterior compone el fraccionamiento y las disputas internas entre los bloques políticos y la orientación a los tres tercios como reflejo político de la sociedad.