Mariana Aylwin, exministra y prominente figura de la política chilena, se ha pronunciado en contra de la propuesta de reforzar la justicia militar en el país. Aylwin, militante del partido político Amarillos, ha levantado su voz en medio de la oposición que intenta reintegrar a la justicia militar los casos en los que los uniformados incurran en delitos. Esta medida ha sido apoyada por el presidente de su propio partido, el diputado Andrés Jouannet, añadiendo más controversia al debate.
Aylwin es la hija del expresidente Patricio Aylwin, quien durante su mandato advirtió que la justicia militar se estaba convirtiendo en un arma represiva. Mariana Aylwin sostiene que es un «error político grave» reabrir un tema tan delicado que costó mucho cerrar.
El debate sobre la reimplantación de la justicia militar ha provocado una serie de reacciones en el país. En respuesta a la pregunta de por qué decidió expresar su desacuerdo con la propuesta, Aylwin sostuvo que los partidos políticos deben actuar de acuerdo con sus principios, especialmente en temas tan complejos como este.
Aylwin también criticó la postura de Jouannet, presidente de su partido, quien citó a su padre, el presidente Aylwin, para justificar su apoyo a la medida. Sin embargo, Aylwin afirmó que no le molesta que citen a su padre, ya que está acostumbrada a que la figura de su padre sea utilizada tanto para argumentos positivos como negativos.
De acuerdo con Aylwin, la propuesta de reintroducir la justicia militar es peligrosa y equivocada. Genera desconfianza hacia la justicia civil y puede conducir a decisiones autoritarias que distorsionan la igualdad ante la ley y limitan la libertad de las personas.
Aylwin también criticó el papel que ha desempeñado la derecha en el debate, argumentando que están jugando a correr el cerco en medio de la crisis de seguridad. Además, Aylwin cuestionó el voto de Jouannet a favor de la medida, calificándolo de precipitado y erróneo.
Frente al temor de que el partido Amarillos pueda caer en el populismo, Aylwin insiste en la necesidad de que el partido mantenga una identidad clara basada en principios democráticos sólidos. Aylwin también advirtió contra el riesgo de que Amarillos se convierta en un vagón de cola de la derecha, tal como, según ella, le ocurrió a la Democracia Cristiana (DC).
Además, Aylwin aseguró que Amarillos no debería tener miedo de coincidir con la derecha en muchos puntos, siempre y cuando se mantengan fieles a sus convicciones democráticas. Aylwin también se mostró abierta a la posibilidad de un pacto opositor con los republicanos, siempre que se haga en función de objetivos claros y democráticos.
Finalmente, Aylwin admitió que el partido Amarillos ha sufrido una fuga de miembros, lo cual le preocupa. En particular, mencionó la salida del exministro Jaime Mañalich, quien, según Aylwin, probablemente no se sintió bien en Amarillos. A pesar de las dificultades, Aylwin se mantiene firme en su convicción de que Amarillos debe mantenerse fiel a sus principios y actuar como un partido de centro, incluso si no es la postura más popular.