Aunque este tipo de intervenciones son especialmente populares en Estados Unidos y Brasil (por este orden), los ciudadanos españoles, tanto hombres como mujeres, también dan mucha importancia (cada vez más) a la medicina estética y reparadora.
Según la SEME (Sociedad Española de Medicina Estética), el 50% de la población en nuestro país ha completado algún tratamiento, como aquellos que fomentan el cuidado de la piel, por ejemplo, hidratándola con ácido hialurónico.
También llaman la atención los datos que proporciona la SECPRE. La Sociedad Española de Cirugía Plástica y Reparadora sostiene que, en menos de una década, se ha producido un aumento del 215% en “el número total de intervenciones de cirugía estética”.
Aunque siempre es recomendable recurrir a un profesional acreditado, es clave solicitar los servicios de un experto debidamente cualificado cuando se toma la decisión de someterse a una operación de este tipo, puesto que estas intervenciones quirúrgicas afectan notablemente al físico de la persona.
La clínica de estética Doctor Aso es uno de los centros médicos de cirugía estética autorizados en España (el paciente lo puede comprobar en la página web oficial de SECPRE) con más reputación. Teniendo en cuenta todos estos datos, analizamos la importancia que tiene la formación académica en una cuestión tan delicada a nivel ético, y que exige tanta responsabilidad, como lo es el ámbito de la cirugía estética.
El impacto emocional de la apariencia física
Una gran parte de la sociedad se preocupa por su salud y apariencia física. Es por esto que la cirugía estética puede mejorar la calidad de vida al ayudar a las personas a superar inseguridades profundas, como aquellas relacionadas con cicatrices, malformaciones congénitas o cambios corporales tras enfermedades o el envejecimiento.
No obstante, las redes sociales y los medios de comunicación a menudo presentan la cirugía estética como una solución rápida y sencilla para alcanzar ideales de belleza, lo que puede generar presiones externas e incluso decisiones precipitadas. Es crucial promover una narrativa equilibrada que enfatice que estos procedimientos deben realizarse con fines de bienestar personal, no para satisfacer expectativas ajenas o modas pasajeras.
El antes y el después en la salud mental del paciente
Un artículo publicado en La Vanguardia sostiene que el 40% de los españoles se preocupa por los cambios en su apariencia física, especialmente debido al envejecimiento. En este caso, se alude sobre todo a las arrugas y las marcas en la piel propias de la edad. Por esta razón, el bienestar con uno mismo juega un papel muy importante a la hora de decidirse por someterse a una cirugía o un tratamiento estético y puede ayudar a mejorar la autoestima en los pacientes, generando una mayor confianza en sí mismos.
En definitiva, la cirugía estética tiene el potencial de transformar vidas cuando se aborda con responsabilidad y ética.
El rol del profesional médico
El papel de los cirujanos estéticos es crucial en este contexto. Más allá de sus conocimientos y pericia técnica, tienen la responsabilidad de evaluar a los pacientes de manera integral. Esto incluye identificar las motivaciones reales detrás de la solicitud de una cirugía y descartar expectativas irreales o problemas psicológicos subyacentes que puedan interferir con los resultados esperados.
Por supuesto, uno de los aspectos más cruciales para garantizar resultados positivos en la cirugía estética es asegurarse de que el procedimiento sea realizado por médicos especializados y certificados. Un cirujano plástico debe contar con la formación adecuada, estar registrado ante las autoridades médicas correspondientes y demostrar experiencia en el tipo de intervención que se va a realizar.
Acudir a profesionales no calificados o centros que ofrecen procedimientos de bajo coste sin garantizar la seguridad y la calidad puede tener consecuencias graves para la salud. Estas incluyen complicaciones quirúrgicas, infecciones, resultados insatisfactorios e incluso riesgos para la vida. Es vital que los pacientes investiguen cuidadosamente las credenciales del médico y del centro donde planean operarse.
Un profesional ético no solo considera los riesgos y beneficios de la intervención en sí, sino también el impacto a largo plazo en la salud mental y emocional del paciente.
artículo original de: https://www.saludadiario.es/vademecum/cirugia-estetica-una-herramienta-para-el-bienestar-no-solo-para-la-apariencia/