En el Salón de Ginebra del año 1991, Volkswagen presentó un motor revolucionario. Estrenado en los Volkswagen Golf de tercera generación, el nuevo motor de seis cilindros de la marca se llamaba VR6. Casi 34 años más tarde, los motores VR6 nos han dejado para siempre, tras haber estado presentes en algunos de los coches más icónicos de Volkswagen y otras marcas del grupo, como Audi o incluso Porsche. Su legado permanecerá vivo durante años y años, ¿pero cuál ha sido la causa final de su desaparición?
VR6, un motor de seis cilindros tan compacto como un cuatro cilindros
La verdadera clave para entender la genialidad de los motores VR6 es que eran motores extremadamente compactos, además de más sencillos de fabricar que un V6 convencional. El ángulo entre las dos bancadas de cilindros era de un máximo de 15 grados, y ello permitía que el motor tuviese una sola culata, en vez de dos. El resultado era un motor de seis cilindros, alto cubicaje y alta potencia, tan compacto como un cuatro cilindros en línea. Estrenado con 2,8 litros y 12 válvulas, desarrollaba 174 CV de potencia sin recurrir a la sobrealimentación.
Era mucho más compacto que un V6 convencional, además de más sencillo de fabricar.
Los motores VR6 alcanzaron su pico de popularidad durante la primera década del siglo XXI, cuando prácticamente todas las marcas del Grupo Volkswagen tuvieron estas mecánicas montadas en sus coches. Ya con cilindradas que superaban los tres litros, cuatro válvulas por cilindro e inyección directa, los VR6 llegaron a alcanzar los 300 CV en las versiones R36 del Volkswagen Passat. Pero sin duda, fue en los Volkswagen Golf R32 donde este propulsor se convirtió en un verdadero icono, con un sonido y un carácter únicos.
Sin embargo, los motores VR6 cayeron poco a poco, víctimas del downsizing y las normativas de emisiones. Fueron reemplazados, de forma paulatina, por motores turboalimentados de cuatro cilindros, con consumos homologados muy inferiores y prestaciones comparables y superiores – a costa de perder carácter y sonido, no lo olvidemos. El VR6 comenzó su declive con el Volkswagen Golf R20 de cuatro cilindros, y aunque sobrevivió algo más en los Porsche Cayenne y Volkswagen Touareg, para mediados de la década pasada, había firmado su sentencia de muerte.
Los VR6 han estado montados en coches tan dispares como un SEAT Alhambra o un Porsche Cayenne.
Al menos en Europa. Porque el VR6 seguía vivito y coleando en otros mercados internacionales de Volkswagen, concretamente en China y Estados Unidos. Sin multas por media de emisiones, el VR6 sobrevivió en el Volkswagen Atlas hasta 2023, con 3,6 litros de cubicaje y 280 CV de potencia, para ser reemplazado por un 2.0 TSI. El Atlas es un todocamino de grandes dimensiones, orientación familiar y posicionamiento generalista, y ha tenido en coches como el Volkswagen Teramont un alter ego fabricado en China.
El Volkswagen Teramont, al igual que el Talagon y el Audi Q6 chino, han seguido montando una peculiar versión del motor VR6, con 2,5 litros de cubicaje y sobrealimentación por turbo – con 299 CV y 500 Nm de par motor, seguimos hablando de un motor de alto rendimiento. No obstante, el pasado 12 de diciembre se confirmó la noticia que temíamos, en un post de LinkedIn del director de comunicación de Volkswagen: el VR6 ha dejado de producirse, cerrando para siempre una historia que comenzó en el lejano año 1991.
Durante muchos años, Volkswagen comercializó los VR6 como «V6», aunque tuviesen otra disposición mecánica.
artículo original de: https://www.diariomotor.com/noticia/fin-motor-vr6-volkswagen/