En la última década, Brasil ha experimentado un boom en inversiones extranjeras, alcanzando su nivel más alto desde 2012, según información proporcionada por su Banco Central. Este impresionante salto en la inversión extranjera es producto de una variedad de factores, incluyendo la estabilidad económica, la política interna y el panorama geopolítico.
El expresidente y actual líder del país, Lula, ha expresado regularmente su satisfacción con los resultados económicos de su gestión. Su mandato ha visto florecer la inversión en diferentes sectores, siendo la industria automovilística un claro ejemplo de ello. Esta industria ha anunciado inversiones por 129 billones de reales, una cifra que no se veía desde hace más de 40 años en este país.
El registro de inversión extranjera en Brasil ha alcanzado un récord desde 2012 hasta la fecha. Según el Banco Central, la cifra alcanza los 9600 millones de dólares, lo que representa un aumento del 30 por ciento interanual. Este aumento es el resultado de varios factores, identificados por el profesor Euzébio Jorge. El primer factor es de carácter geopolítico.
En un segundo plano, pero no menos importante, la estabilidad económica y monetaria ha sido un factor crucial para atraer inversión extranjera. Este clima de estabilidad es esencial para generar confianza en los inversores y permitirles ver a Brasil como una opción viable y atractiva para sus inversiones.
Por último, un tercer factor es el panorama político interno. A pesar de la polarización política que persiste en el país, esta se ha atenuado en comparación con la época del gobierno de Bolsonaro. A pesar de los desafíos, el clima político actual parece propiciar un ambiente más acogedor para los inversores extranjeros.
Una pregunta que surge a raíz de estos datos es si las buenas noticias en la macroeconomía pueden traducirse en mejoras para la mayoría de la población. Existe una aparente crisis de narrativa entre los excelentes números de la macroeconomía y un cierto y evidente descontento social.
Durante el resto de su mandato, Lula tendrá que ver si es capaz de equilibrar las políticas de austeridad con un mejoramiento en los índices de desigualdad social. Este desafío se convierte en el centro de la atención política y económica del país.
Desde las calles de Sao Paulo, soy Andrés Sal.lari, reportando los sucesos económicos y políticos de Brasil.