El informe del incendio de la torre Grenfell culpa al Gobierno británico y a las constructoras de “unas muertes que se pudieron evitar”



El devastador incendio de la Torre Grenfell, ocurrido en junio de 2017, sigue resonando en la memoria colectiva de Londres y del mundo entero. Este trágico evento, que cobró la vida de 72 personas y dejó a muchas otras sin hogar, ha sido objeto de una exhaustiva investigación cuyo informe, recientemente publicado, señala con firmeza a los responsables de este desastre.



El informe, que ha sido recibido con conmoción e indignación por parte de la comunidad afectada, no escatima en señalar culpables. En un análisis detallado y meticuloso, se acusa tanto al Gobierno británico como a las empresas constructoras de haber contribuido a un desenlace fatal que, con las medidas adecuadas, podría haberse evitado.



Fallas en la Regulación y Supervisión Gubernamental



Uno de los puntos más críticos del informe es la acusación directa al Gobierno británico. Según los investigadores, la falta de regulación adecuada y la supervisión deficiente de los estándares de seguridad jugaron un papel crucial en la tragedia. Desde el uso de materiales inflamables en la fachada del edificio hasta la insuficiente respuesta de los bomberos el día del incendio, se destaca una cadena de errores que apunta a una negligencia sistémica.



Los investigadores subrayan que las políticas de austeridad implementadas en el Reino Unido durante los últimos años también han tenido un impacto negativo en la capacidad de las autoridades locales para mantener y supervisar adecuadamente las viviendas sociales. Esta falta de recursos y personal ha derivado en una supervisión laxa y en la omisión de inspecciones cruciales que podrían haber identificado los riesgos antes de que se convirtieran en tragedia.



Responsabilidad de las Empresas Constructoras



Las empresas encargadas de la construcción y renovación de la Torre Grenfell también son señaladas en el informe. En particular, se critica duramente la elección de materiales de construcción baratos y de baja calidad que no cumplían con los estándares de seguridad contra incendios. El revestimiento utilizado en la torre, que resultó ser altamente inflamable, es uno de los elementos más criticados.



Además, el informe revela que las constructoras ignoraron repetidamente las advertencias de los residentes sobre los riesgos de incendio. A pesar de las quejas y preocupaciones expresadas por los habitantes de la torre, las empresas responsables no tomaron medidas adecuadas para abordar estos problemas, priorizando el ahorro de costos sobre la seguridad de las personas.



Impacto en la Comunidad y Reacciones



El informe ha generado una ola de reacciones tanto a nivel local como nacional. Los sobrevivientes y las familias de las víctimas han expresado su consternación y dolor ante la confirmación de que la tragedia podría haberse evitado. Muchos han exigido responsabilidades y justicia, pidiendo que los culpables enfrenten consecuencias legales por su negligencia.



Por su parte, el Gobierno británico ha prometido tomar medidas para evitar que una tragedia similar ocurra en el futuro. Sin embargo, muchos critican que estas promesas llegan demasiado tarde para las víctimas de la Torre Grenfell. Las reformas prometidas incluyen una revisión exhaustiva de las normativas de construcción y la implementación de controles más estrictos para asegurar el cumplimiento de los estándares de seguridad.



Lecciones Aprendidas y Futuro



El informe concluye con una serie de recomendaciones destinadas a mejorar la seguridad en las viviendas sociales del Reino Unido. Entre ellas se incluye la necesidad de mejorar la transparencia en los procesos de construcción, asegurar la participación activa de los residentes en la toma de decisiones y reforzar la capacidad de las autoridades locales para supervisar y mantener los edificios.



La tragedia de la Torre Grenfell ha dejado una marca indeleble en la sociedad británica, recordándonos la importancia de la seguridad y la responsabilidad en la construcción y mantenimiento de viviendas. El informe, aunque doloroso, es un paso crucial hacia la justicia y la prevención de futuras catástrofes. Las lecciones aprendidas de este desastre deben ser el impulso para un cambio significativo y duradero en las políticas y prácticas de construcción en el Reino Unido.



En definitiva, el incendio de la Torre Grenfell no solo fue un trágico accidente, sino una serie de fallos humanos y sistémicos que culminaron en una pérdida devastadora de vidas. La esperanza es que este informe no solo traiga justicia para las víctimas, sino que también impulse una transformación en la manera en que se gestionan y regulan las viviendas, garantizando que nunca más se repita un desastre de tal magnitud.


EL PAÍS

Han sido necesarios siete años de investigación detallada, con miles de documentos y de testigos, para asentar oficialmente la conclusión que muchos londinenses, y especialmente las víctimas de la tragedia, ya habían asumido como indiscutible: ”décadas” de dejadez y negligencia por parte de diferentes departamentos y agencias gubernamentales así como de las empresas constructoras fueron responsables del mayor incendio en un bloque de viviendas del Reino Unido desde la II Guerra Mundial. 72 personas, 54 adultos y 18 niños, la mayoría de minorías étnicas y clases sociales y económicas desfavorecidas, murieron en la noche del 24 de junio de 2017, cuando en menos de 30 minutos las llamas devoraron las 24 plantas del edificio de 60 metros de altura y 129 viviendas sociales.

“La simple realidad es que las muertes que ocurrieron pudieron haberse evitado, y que los residentes de la torre sufrieron durante años, y de diferentes modos, el terrible fracaso de aquellos que eran responsables de la seguridad del edificio y de sus ocupantes”, ha sentenciado el juez retirado Martin Moore-Bick, que ha presidido durante todos estos años la comisión oficial de investigación de la tragedia. “[Los responsables] incluyen al Gobierno, la agencia local a cargo de la gestión de las viviendas, el condado de Kensington y Chelsea [la autoridad del distrito londinense donde estaba la torre], aquellos que fabricaron y suministraron el material del revestimiento del edificio, los que certificaron su uso para edificios elevados, el arquitecto, el principal contratista y parte de los subcontratistas”, ha señalado el magistrado.

“No todos ellos tienen el mismo grado de responsabilidad en el desastre, pero como indica nuestro informe, todos contribuyeron de uno u otro modo, en la mayoría de los casos por su incompetencia. Pero en algunos casos por falta de honestidad y por codicia”, concluía Moore-Bick.

El recuerdo de la tragedia

En los últimos años, cualquier visitante o vecino del norte de Kensington que alzara la vista podía divisar un enorme corazón verde en la cima de la torre Grenfell, cubierta de arriba a abajo con andamios y lona para ocultar las cicatrices de una noche que conmocionó a los londinenses. Grenfell. Forever in Our Hearts (Grenfell. Siempre en nuestros corazones), puede leerse al lado del corazón. Un eslogan que nadie se ha atrevido a desalojar del paisaje urbano.

El informe, de 1.700 páginas, recoge una minuciosa investigación sobre la construcción, la reforma, la gestión y supervisión del edificio, el modo en que respondieron los bomberos y el modo en que fueron tratadas las víctimas y sus familiares en los días y semanas posteriores al incendio. Las acusaciones que surgen del texto son demoledoras.

En primer lugar, contra los fabricantes de las placas de revestimiento del edificio —una mezcla de aluminio y plástico—, cuyo material y disposición acabó siendo la causa principal de que las llamas y el humo devoraran la torre en apenas 30 minutos. Las empresas, señala el texto, incurrieron en “una falta sistemática de honestidad” en el uso de “estrategias continuas y premeditadas” para aparentar que sus productos eran seguros. El informe acusa a la empresa Arconic, la que suministró las placas, de “ocultar deliberadamente” el riesgo de seguridad.

Al departamento responsable de la gestión y mantenimiento de las viviendas sociales del condado de Kensington y Chelsea se le acusa de su “persistente indiferencia a la seguridad contra incendios”, y particularmente a la seguridad de las personas más vulnerables.

Las conclusiones señalan especialmente la obsesión del Gobierno formado por la coalición de conservadores y liberal-demócratas de 2010, encabezado por David Cameron y Nick Clegg, por desregular todos los sectores económicos. En el caso de la tragedia de Grenfell, esa obsesión condujo a que cuestiones en materia de seguridad de los edificios fueran “ignoradas, retrasadas o desatendidas”.

Finalmente, parte importante de la responsabilidad recae también sobre la Brigada de Bomberos de Londres, que mostró su ignorancia, desconocimiento y falta de estrategia durante los momentos clave del incendio. Los residentes de las plantas superiores recibieron la orden estándar de permanecer recluidos en sus apartamentos. Cuando se anuló esa recomendación, fue demasiado tarde para muchos de ellos, que ya no pudieron escapar al humo o las llamas. Ningún bombero había sido entrenado para tratar un tipo de fuego alimentado de modo salvaje por el revestimiento exterior del edificio, que multiplicaba la rapidez de su propagación.

“El Gobierno ignoró las advertencias sobre el peligro del material de revestimiento. Al menos desde 1990 se conocía ese riesgo. Fracasaron a la hora de evitarlo, y revelaron de ese modo la codicia y el ansia de beneficios de una industria [la de la construcción] que ha recibido durante década una regulación pobre por parte de los diferentes gobiernos”, ha afirmado, nada más conocerse el informe, Natasha Elcock, superviviente de la tragedia, en nombre de Grenfell United, la asociación que agrupa a víctimas y familiares. “El informe saca a la luz los fallos sistemáticos del condado de Kensington y Chelsea y de su departamento de gestión de las viviendas sociales, que crearon una cultura tóxica y calculadora que marginaba a los residentes”, ha acusado Elcock.

Discriminación

El informe presentado por Moore-Bick señala actuaciones de racismo y marginación en la gestión del incendio y sus consecuencias, aunque evita señalar esas causas como factores que estuvieran detrás de la negligencia e irresponsabilidad desplegadas durante años por las autoridades. “Hemos podido constatar algunas pruebas de discriminación racial en el modo en que algunos de los supervivientes del fuego fueron tratados en los días posteriores a la tragedia, en un momento en que todos ellos eran especialmente vulnerables”, acusa el informe.

El primer ministro británico, Keir Starmer, se ha comprometido a estudiar con detenimiento las recomendaciones de la comisión, “para asegurar que nunca vuelva a ocurrir una tragedia como esta”.

El presidente de la comisión de investigación ha querido concluir la presentación del informe con la emotiva lectura de todos los nombres de las 72 víctimas. Sin embargo, este miércoles no ha servido para ofrecer consuelo definitivo a sus familiares. La Policía Metropolitana de Londres ha reconocido que necesitará al menos un año más, hasta 2025, para que pueda comenzar una instrucción penal contra los supuestos culpables.

Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

Deja una respuesta