Olaf Scholz: Alemania reanuda las deportaciones a Afganistán dos días antes de unas elecciones marcadas por el debate migratorio


La decisión de Alemania de reiniciar deportaciones a Afganistán genera controversia en el ámbito político y social



La política migratoria de Alemania ha vuelto a ser el centro de atención con la reciente decisión del gobierno de reanudar las deportaciones a Afganistán. Este movimiento, anunciado por el canciller Olaf Scholz, ha generado una oleada de reacciones y controversias en todo el país, especialmente porque se produce apenas dos días antes de unas elecciones cruciales que están profundamente influenciadas por el debate migratorio.

El contexto de la decisión



El anuncio de la reanudación de las deportaciones llega en un momento particularmente tenso en la política alemana. Las elecciones que se avecinan han puesto el tema migratorio en el centro del debate público, con partidos de todos los espectros políticos presentando sus propuestas y puntos de vista sobre cómo gestionar la inmigración y el asilo en el país.

Olaf Scholz, quien ha sido una figura prominente en la política alemana, ha defendido la decisión como una medida necesaria para mantener la integridad del sistema de asilo del país. Según Scholz, es crucial que Alemania pueda deportar a aquellos individuos cuyas solicitudes de asilo han sido rechazadas, para así mantener la credibilidad y la funcionalidad del sistema.

Reacciones políticas y sociales



La decisión ha provocado una serie de reacciones entre los distintos partidos políticos y grupos de la sociedad civil. Mientras que algunos partidos de derecha han aplaudido la medida como un paso necesario para asegurar las fronteras y mantener el orden, otros, especialmente los partidos de izquierda y los grupos de derechos humanos, han criticado la decisión de manera vehemente.

Los críticos argumentan que Afganistán sigue siendo un país extremadamente peligroso, especialmente después de la reciente toma de poder por parte de los talibanes. Según ellos, deportar a individuos a un país donde su seguridad no puede ser garantizada es una violación de los derechos humanos y de las obligaciones internacionales de Alemania.

El impacto en las elecciones



La reanudación de las deportaciones a Afganistán ha añadido una capa adicional de complejidad a las elecciones. El tema migratorio, que ya era un punto caliente de debate, ahora se ha intensificado aún más. Los partidos políticos están utilizando la decisión para reforzar sus plataformas y atraer a los votantes que tienen preocupaciones específicas sobre la inmigración y el asilo.

Para los votantes, la decisión puede influir en su percepción de los candidatos y sus políticas. Aquellos que están preocupados por la seguridad y el control de fronteras pueden ver la medida como un paso positivo, mientras que aquellos que valoran los derechos humanos y la protección de los refugiados pueden sentirse alienados por la decisión.

Perspectivas internacionales



La decisión de Alemania también ha captado la atención de la comunidad internacional. Varios países y organizaciones internacionales han expresado su preocupación por la medida, señalando que Afganistán no es un lugar seguro para los retornos. La situación en Afganistán sigue siendo volátil, con informes constantes de violencia y violaciones de derechos humanos.

Además, la medida podría tener implicaciones para las relaciones de Alemania con otros países de la Unión Europea, que también están lidiando con sus propias políticas migratorias y de asilo. La coordinación y la cooperación entre los países de la UE son esenciales para gestionar de manera efectiva los flujos migratorios, y decisiones unilaterales como esta pueden complicar esos esfuerzos.

El futuro de la política migratoria en Alemania



La reanudación de las deportaciones a Afganistán plantea preguntas importantes sobre el futuro de la política migratoria en Alemania. Dependiendo del resultado de las elecciones, el enfoque del país hacia la inmigración y el asilo podría cambiar significativamente.

Si los partidos que apoyan una política más estricta de control de fronteras y deportaciones ganan terreno, es probable que veamos más medidas como esta en el futuro. Por otro lado, si los partidos que abogan por una mayor protección de los derechos de los refugiados y una política de asilo más humanitaria ganan influencia, podríamos ver un cambio en la dirección opuesta.

Conclusión



La decisión de reanudar las deportaciones a Afganistán es un reflejo de las complejidades y las tensiones que rodean la política migratoria en Alemania. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, el tema seguirá siendo un punto central de debate y discusión. Independientemente del resultado, queda claro que la cuestión de cómo gestionar la inmigración y el asilo seguirá siendo un desafío crucial para Alemania en los próximos años.
EL PAÍS

Primera Deportación de Ciudadanos Afganos desde la Vuelta de los Talibanes al Poder

El Gobierno de Alemania ha anunciado este viernes la primera deportación de ciudadanos afganos desde que los talibanes volvieron al poder en agosto de 2021. La salida se produce solo dos días antes de unas elecciones cruciales para Alemania en los estados orientales de Turingia y Sajonia, donde la ultraderecha lidera las encuestas. Un avión con 28 afganos despegó a primera hora de la mañana del aeropuerto de Leipzig. Todos ellos son delincuentes convictos que “no tenían derecho a seguir en Alemania y sobre los que pesaban órdenes de expulsión”, anunció un portavoz del Gobierno de Olaf Scholz.

La operación se ha llevado con el máximo secreto, hasta el punto de que los ministros del Gobierno alemán seguían hablando en público de lo difícil que iba a ser cumplir la promesa que hizo Scholz en junio pasado de expulsar a nacionales afganos y sirios, países considerados inseguros. El canciller aseguró poco después del ataque con cuchillo en Mannheim, que acabó con la vida de un policía, que el Ejecutivo iba a empezar a negociar cómo deportar a los criminales de esas nacionalidades. El agresor de Mannheim es un afgano de 25 años residente en Alemania desde 2014.

Otro ataque con arma blanca en la ciudad de Solingen, que causó tres muertos el viernes pasado, ha recrudecido el debate sobre las leyes de migración y asilo en Alemania y ha aumentado la presión sobre el Ejecutivo de Scholz para adoptar una postura más dura. La respuesta del Ejecutivo llegó el jueves, con el anuncio del endurecimiento de varias normativas, pero el mayor golpe de efecto es, sin duda, el anuncio de que la primera deportación de criminales afganos ya se ha producido.

La carga simbólica de este vuelo es enorme. La salida de los 28 afganos se produce a dos días de unas elecciones cruciales para Alemania en las que la ultraderecha lidera las encuestas mientras los tres partidos de la coalición ―socialdemócratas, verdes y liberales― se juegan incluso su presencia en los parlamentos regionales de los Estados orientales de Turingia y Sajonia.

“Anunciamos, yo había anunciado, que también deportaríamos a los delincuentes a Afganistán”, aseguró Scholz este viernes durante una visita a un museo minero en Sajonia. “Hemos preparado esto cuidadosamente sin hablar de ello demasiado, porque tales planes solo tienen éxito si te esfuerzas, si lo haces con cuidado y muy discretamente”, añadió, y dio las gracias a todos los que han contribuido a que sea posible la deportación: “Esto es una clara señal de que cualquiera que cometa delitos penales no puede contar con que no será deportado, sino que buscaremos la manera de hacerlo como demuestra este caso”.

El portavoz gubernamental explicó que el Gobierno “ha realizado grandes esfuerzos en los últimos meses para reanudar los retornos en estos casos [delincuentes convictos] y ha apoyado a los Estados federados responsables a tal fin”. Son las autoridades migratorias de los 17 länder las que tienen las competencias para repatriar a extranjeros. “En vista de las condiciones marco notoriamente difíciles, Alemania ha pedido apoyo a socios regionales clave para facilitar la repatriación”, añadió: “El interés de Alemania por la seguridad prevalece claramente sobre el interés por proteger a delincuentes y personas peligrosas”.

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Cada deportado, con mil euros en mano

El semanario Der Spiegel asegura que la operación ha podido llevarse a cabo gracias a la mediación de Qatar. Un chárter de Qatar Airways despegó de Leipzig con destino a Kabul, la capital afgana, a las 6.56 de la mañana del viernes. En el Boeing 787 viajaban 28 criminales afganos que habían sido trasladados a Leipzig previamente desde varios Estados alemanes entre gran secretismo. Según fuentes oficiales citadas por la publicación, cada deportado ha recibido mil euros en mano antes de subirse al avión, en el que también viaja un médico. Esta primera deportación de ciudadanos afganos llevaba preparándose dos meses.

El Gobierno alemán no negoció directamente con el Gobierno de Kabul, con los que no tiene relaciones diplomáticas desde que los talibanes llegaron al poder, sino que pidió al emirato de Qatar “un apoyo discreto” para la deportación de los criminales a Afganistán, asegura Der Spiegel.

El Gobierno está decidido a hacer más efectivo el sistema de deportaciones después de conocerse que el presunto asesino de Solingen tenía una orden de expulsión a Bulgaria —por donde entró a la Unión Europea— que no llegó a ejecutarse. Cuando las autoridades fueron a buscarle, no lo encontraron y no volvieron a intentarlo, algo que el ministro de Justicia, Marco Buschmann, calificó el jueves de “chocante”. Entre los planes del Ejecutivo está el de retirar las prestaciones públicas a refugiados que regresen a sus países de origen sin razones de peso y a los que solicitaron protección previamente en otro país de la Unión.

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