Starmer anuncia decisiones económicas “dolorosas” en el Reino Unido y culpa a la herencia de los conservadores



Keir Starmer, líder del Partido Laborista del Reino Unido, ha anunciado recientemente una serie de medidas económicas que, según él, serán «dolorosas» para muchos ciudadanos. En sus declaraciones, Starmer no dudó en señalar a los gobiernos conservadores anteriores como los principales responsables de la situación económica adversa que enfrenta el país. Este anuncio marca un punto crucial en el panorama político y económico del Reino Unido, ya que la nación busca recuperarse de los efectos de la pandemia de COVID-19 y de las secuelas del Brexit.

El Contexto Económico Actual



El Reino Unido se encuentra en un momento económico delicado. La pandemia de COVID-19 ha dejado un impacto significativo en la economía global, y el Reino Unido no es una excepción. Además, el Brexit ha traído consigo una serie de desafíos económicos y comerciales que han afectado aún más la estabilidad financiera del país. En este contexto, las decisiones económicas se vuelven cruciales para asegurar una recuperación sostenible.

Starmer ha enfatizado que las medidas que se implementarán son necesarias para corregir el rumbo económico del país. Sin embargo, también ha sido claro en que estas decisiones no serán fáciles de aceptar para muchos ciudadanos. Se anticipa que estas medidas incluirán recortes en el gasto público, aumentos de impuestos y otras políticas fiscales diseñadas para reducir el déficit y asegurar una economía más estable a largo plazo.

La Herencia de los Conservadores



En sus declaraciones, Starmer ha sido muy crítico con los gobiernos conservadores que han estado en el poder durante la última década. Según él, las políticas implementadas por los conservadores han dejado al país en una situación económica precaria. Starmer sostiene que la austeridad y las decisiones fiscales tomadas por los conservadores han debilitado la infraestructura económica del Reino Unido, dejándolo mal preparado para enfrentar crisis como la pandemia de COVID-19.

Starmer argumenta que, bajo la dirección conservadora, se han realizado recortes significativos en áreas cruciales como la salud, la educación y los servicios públicos. Estos recortes, según él, han exacerbado las desigualdades sociales y económicas, haciendo que los sectores más vulnerables de la sociedad sean los que más sufran las consecuencias.

Medidas Económicas Propuestas



Entre las medidas económicas que se anticipan están los recortes en el gasto público. Starmer ha mencionado que algunos programas y proyectos que no son esenciales podrían ser revisados o incluso eliminados para reducir los costos. Además, se espera que haya un enfoque en la eficiencia y la reducción de desperdicios en el sector público.

Otra medida importante podría ser el aumento de impuestos. Aunque Starmer no ha dado detalles específicos sobre qué impuestos podrían aumentar, se especula que los impuestos sobre la renta y las ganancias de capital podrían ser los principales objetivos. Starmer ha argumentado que aquellos con mayores ingresos deben contribuir más para ayudar a estabilizar la economía.

Además, se espera que haya una inversión en infraestructuras y en tecnologías verdes como parte de un esfuerzo por modernizar la economía y hacerla más sostenible a largo plazo. Estas inversiones, según Starmer, no solo ayudarán a crear empleos, sino que también posicionarán al Reino Unido como un líder en la lucha contra el cambio climático.

Respuesta Pública y Política



El anuncio de Starmer ha generado una amplia gama de reacciones. Algunos sectores de la sociedad han expresado su preocupación por el impacto que estas medidas podrían tener en sus vidas diarias. Los recortes en el gasto público y los aumentos de impuestos son siempre temas controvertidos, y no todos están convencidos de que estas medidas sean las mejores para la economía.

Por otro lado, los partidarios de Starmer argumentan que estas decisiones son necesarias para corregir las fallas estructurales en la economía del Reino Unido. Sostienen que, aunque las medidas puedan ser dolorosas a corto plazo, son esenciales para asegurar una recuperación sostenible y justa para todos.

En el ámbito político, los conservadores han defendido su legado, argumentando que las medidas de austeridad eran necesarias para manejar el déficit y que las críticas de Starmer no toman en cuenta el contexto económico global en el que se tomaron esas decisiones. Esta disputa promete ser un tema central en la política británica en los próximos meses.

Conclusión



El anuncio de Keir Starmer sobre las decisiones económicas «dolorosas» que se implementarán en el Reino Unido subraya la gravedad de la situación económica actual del país. Al culpar a la herencia de los conservadores, Starmer ha dejado claro que cree que las políticas pasadas han contribuido significativamente a los desafíos económicos que enfrenta el país hoy en día.

Mientras el Reino Unido navega por este período de incertidumbre económica, las medidas propuestas por Starmer serán observadas de cerca tanto por sus críticos como por sus partidarios. Lo que está claro es que estas decisiones tendrán un impacto duradero en la economía y en la vida de los ciudadanos británicos.

EL PAÍS

Keir Starmer apuesta a que la misma fórmula con la que ganó holgadamente las elecciones a principios de julio le valga ahora para que los británicos acepten los sacrificios económicos que les propone. El primer ministro del Reino Unido ha anticipado este martes a sus conciudadanos que los próximos presupuestos, cuya presentación está prevista para el 30 de octubre, será “doloroso”, y que “las cosas empeorarán antes de empezar a mejorar”. El nuevo inquilino de Downing Street ha elegido el Jardín de las Rosas de la residencia oficial, al lado de donde Boris Johnson y su equipo se hartaron de vino y queso durante el confinamiento, para recordar a los votantes la razón por la que decidieron dar carpetazo a más de una década de gobiernos conservadores.

“¿Os acordáis de aquellas fotos, ahí al lado, con el vino y toda esa comida? Pues este jardín, y todo este edificio, vuelve a estar a vuestro servicio”, ha dicho Starmer a los 50 votantes y voluntarios laboristas congregados junto a los periodistas para que escucharan el discurso con el que daba inicio al nuevo curso político.

“Cuando el corazón de la estructura sufre una profunda podredumbre, no basta con taparla un poco. No puedes hacer una chapuza o tirar hacia adelante con remiendos fáciles. Debes reformarlo todo y centrarte en la raíz del problema, aunque suponga más tiempo y esfuerzo”, advertía Starmer, para justificar las duras decisiones que se avecinan. El atril desde donde hablaba porta un cartel con el eslogan Fixing the foundations (Arreglando los cimientos).

El primer ministro ha evitado entrar en detalles que habrían desviado la atención del mensaje central de su discurso. No ha especificado qué tipo de recortes o nuevos impuestos serán anunciados dentro de dos meses. Pero ha recordado el agujero de más de 22.000 millones de libras (unos 26.000 millones de euros) en las cuentas públicas que su Gobierno detectó nada más acceder al poder, que atribuye a la mala gestión de los conservadores.

La ministra de Economía, Rachel Reeves, lleva ya varias semanas anticipando subidas en los impuestos de sucesiones o de ganancias del capital. Y ya ha dejado claro, para irritación de muchos diputados laboristas que han comenzado a recibir quejas y advertencias de los votantes, que suprimirá la ayuda universal para luz y gas que recibían todos los pensionistas británicos. La iniciativa, una de las primeras decisiones que tomó el Gobierno laborista de Tony Blair en 1997, era tremendamente popular, y suponía que casi 12 millones de jubilados tuvieran un gran alivio en sus facturas energéticas. De casi 240 euros anuales, en el caso de los menores de 80 años, y de unos 355 euros para los mayores de esa edad.

Reeves quiere centrar las ayudas en los pensionistas más vulnerables —un millón y medio, aproximadamente—, a los que subirá las ayudas, pero promete dejar profundamente enfadados a los otros 10 millones.

La metáfora de los vándalos

Starmer ha utilizado los episodios de violencia, racismo y xenofobia de este verano por todo el Reino Unido, que acabaron con cerca de 1.000 personas detenidas, para explicar el contraste entre una década de populismo de los conservadores y la respuesta de otros miles de británicos que gritaron en contra de este radicalismo.

“Todos esos disturbios no surgieron de la nada”, ha dicho. “Expusieron el estado de nuestro país. Revelaron una sociedad profundamente enferma. Sacaron a la luz las grietas de nuestros cimientos, después de una década de división y declive, infectada por una espiral de populismo”, ha acusado.

Starmer ha recordado a los británicos que cada uno de esos días en los que su Gobierno respondió a los episodios de violencia, con detenciones y juicios exprés, debía comprobar antes si disponía de celdas en las prisiones para encerrarlos, porque los tories dejaron tras de sí un sistema penitenciario a punto de desbordarse. “Y toda esta gente que se dedicaba a arrojar piedras, a incendiar vehículos, y a proferir amenazas, no solo eran conscientes de que el sistema estaba quebrado: apostaban a que sería incapaz de hacerles frente. Vieron las grietas de nuestra sociedad después de 14 años de fracasos e intentaron explotarlas”, acusaba el primer ministro.

Al final de aquella semana de odio al inmigrante, xenofobia desbordada y violencia sin control, fueron cientos los voluntarios que salieron a limpiar las calles, y decenas de miles los ciudadanos británicos que expresaron su repudio a todo lo ocurrido. Starmer se ha apropiado de ese ejemplo para justificar los sacrificios económicos que anunciaba. “No he podido evitar pensar en el paralelismo. Imaginad el orgullo que sentiríamos como nación si, después del duro trabajo que va a suponer limpiar y poner orden en todo el destrozo que nos han dejado, somos capaces de reconstruir un país que pertenezca a todos y cada uno de nosotros”, ha dicho.

Starmer no se cansó de repetir durante la campaña electoral que, de resultar elegido primer ministro, pondría en marcha una “década de renovación nacional”. La legitimidad obtenida con un resultado electoral arrollador, y la pronta y firme respuesta ante la ola de violencia, le han permitido ahora construir un discurso kennedyano en el que pide sacrificios y ayuda a sus compatriotas, convencido de que cualquier subida de impuesto, cualquier recorte, será visto como la consecuencia y la culpa de la negligencia de los conservadores.

A cambio, los tories, inmersos en su pelea interna por encontrar un nuevo líder para recorrer su inevitable travesía del desierto, apenas han sido capaces de articular una respuesta contundente desde la oposición: “El discurso de hoy [por el martes] de Keir Starmer es la señal más clara de que lo que el Partido Laborista planeó desde un principio: subir los impuestos”, ha escrito en X (antes Twitter) el ex primer ministro y todavía líder del Partido Conservador, Rishi Sunak.

Era el mismo argumento que han empleado los candidatos que aspiran a liderar ahora la formación, más preocupados en esquivar los golpes de sus propios compañeros, y conscientes además de que su herencia es un Reino Unido con la mayor presión fiscal de las últimas décadas y una economía que ha languidecido durante años.

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